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La progresiva desaparición de la cartera

IMAGE: MiDGT app

Llevo ya un buen montón de años intentando documentar (y poner en práctica) la desaparición de la cartera como objeto que llevamos encima cada vez que salimos de casa, y saludo cada paso en ese sentido con entusiasmo: en los últimos años, he podido experimentar varias de esas transiciones, y de hecho, he podido ir reduciendo el número de objetos físicos que llevo me veo obligado a llevar encima considerablemente.

La llegada de Apple Pay consiguió que eliminase las tarjetas de crédito y débito: lo que al principio fue un movimiento relativamente tímido en España, ahora ya está completamente generalizado. Tanto las tarjetas de los dos bancos con los que opero habitualmente, las tarjetas de crédito independientes y la de la fintech con la que opero en muchas ocasiones están ya digitalizadas tanto en mi smartphone como en mi reloj, lo que, unido a la elevada penetración de terminales de pago electrónico en España, me permite pagar en prácticamente cualquier sitio con comodidad. De hecho, el billete que suelo llevar en un bolsillo en modo «por si acaso» se eterniza ahí habitualmente durante meses.

Otra categoría importante que Apple ha logrado quitarme de encima han sido las tarjetas de fidelización y las que utilizo para determinados servicios o para viajar. Tanto las de viajero frecuente de las aerolíneas como la de RENFE, las tarjetas de embarque o las de acceso a determinados servicios, están en el Wallet, y nunca me han dado ningún problema.

Una tarjeta más, la de mi seguro médico, me lo solucionó también hace ya algún tiempo Sanitas con su app BluaU, que me genera una tarjeta virtual que puedo utilizar para acceder a un servicio médico y permite, además, funciones que van desde la consulta de resultados de analíticas y pruebas, hasta la videoconsulta o incluso el autodiagnóstico de determinados parámetros de salud mediante la cámara.

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El último paso interesante lo dio hace algunos meses la Dirección General de Tráfico con su app MiDGT, en la que, con un trámite relativamente no especialmente rápido pero sí sencillo que implica solicitar una clave que te llega a través del correo postal, posibilita no solo que compruebes los puntos de tu carnet, el estado de tus vehículos (seguro, ITV, etc.) o multas, sino también que puedas interactuar con la DGT para, por ejemplo, hacer un cambio de domicilio, y sobre todo, que puedas tener en tu smartphone una versión digitalizada de tu carnet de conducir, con completa validez legal.

Eliminar la necesidad de llevar encima el carnet de conducir es un paso interesante, porque abre la puerta para el siguiente: el documento nacional de identidad. Teniendo en cuenta que ahora únicamente tengo que llevar encima el DNI y la llave del coche, que ahora tiene formato tarjeta de crédito, hace tiempo que di ya el paso de sustituir mi cartera con un mucho menos voluminoso estuche Secrid con capacidad para seis tarjetas lisas o cuatro con relieve, que además las protege de posible comunicación inalámbrica indeseada. Teniendo en cuenta que, además, llevo ya tiempo sin utilizar traje (que al menos tenía la comodidad de tener un buen montón de bolsillos), el ahorro de espacio es considerable.

Una transición tecnológica y de convergencia hacia un dispositivo que me resulta muy interesante, porque no solo nos proporciona un nivel de comodidad que se refleja en lo más cotidiano, sino que además, nos ofrece más seguridad: el hecho de que los documentos se digitalicen y se vinculen al smartphone implica que únicamente puedo utilizarlos yo desbloqueándolo con mi cara.

¿Cómo va vuestra transición en ese sentido? ¿Os molesta la cartera tanto como a mí? ¿Habéis avanzado en ese sentido? ¿Qué me contáis sobre eso los que vivís fuera de España?


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