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Sobre jardines vallados y expulsiones del paraíso

IMAGE: Fortnite page on the App Store

Las revelaciones de Tim Sweeney, fundador y CEO de EPIC Games, en su cuenta de Twitter con más de 167,000 seguidores, protestando por el mantenimiento de la exclusión de todos los juegos de su compañía del catálogo de la App Store de Apple son una batalla más en una guerra que puede prolongarse mucho tiempo, y en la que ambas partes tienen potencialmente bastante que perder.

Sin duda, EPIC se ha convertido en una compañía incómoda para Apple. Tras haber situado varios de sus juegos, y fundamentalmente su gran éxito, Fortnite, como auténticos triunfadores en las tiendas de aplicaciones, Sweeney decidió que las condiciones que esas tiendas de aplicaciones le ofrecían no eran adecuadas, y emprendió una auténtica cruzada tanto contra Apple como contra Google, que ha resultado en una batalla judicial compleja con resultados que puedes ser interpretados de distintas maneras. En el caso de Apple, para la que creó incluso un vídeo parodia del famoso anuncio de «1984», considerado por muchos como el mejor anuncio en la historia de la Super Bowl.

El ataque contra Apple era claro y contundente: la App Store representaba un jardín vallado en el que únicamente Apple ponía las reglas, y además, algunas de esas reglas, como la prohibición de recurrir a sistemas de facturación alternativos a los de Apple, podían ser claramente interpretadas como abusivas. De hecho, aunque muchos dieron a Apple como ganadora del caso porque la jueza afirmó que EPIC no había logrado establecer que Apple mantenía un monopolio ilegal, la realidad es que el veredicto sí dejaba claro que algunos de los comportamientos de la marca de la manzana eran constitutivos de conducta anticompetitiva, algo que ha llevado a la compañía a introducir cambios en las reglas de la App Store y a permitir sistemas de pago alternativos. EPIC, sin embargo, que tuvo que pagar las multas de varios millones de dólares por infracción de contrato solicitadas por Apple, ha optado por apelar y tratar de demostrar que la compañía mantiene una posición monopolística.

Ahora EPIC, que en su momento se vio excluida de la App Store por expresa infracción de sus reglas, pretende ser readmitida, y se encuentra con la negativa de Apple, que afirma que no volverá a admitirla hasta que el procedimiento judicial haya llegado a su final y no sea ya apelable – algo que se calcula podría llegar a prolongarse alrededor de cinco años. Curioso, ¿no? Provocaste tu propia expulsión violando de manera completamente deliberada las condiciones de la tienda de aplicaciones en la que te fue increíblemente bien, emprendiste una batalla judicial con tintes de cruzada y con escarnio incluido, trataste de aliarte con otras compañías y de convencerlas para unirse a tu lucha, y has apelado el veredicto para seguir intentando demostrar que Apple es perjudicial para la industria, algo que colisiona frontalmente con la idea que la compañía tiene de sí misma. Al apelar, has prolongado tu ofensiva legal y te has embarcado en una batalla judicial que durará años… pero te enfadas cuando ahora, la compañía contra la que luchas denodadamente decide mantenerte excluida de su tienda de aplicaciones hasta que las cosas estén finalmente claras.

En su carta a Apple, EPIC afirma que la compañía hizo público que sus productos podrían volver a la App Store cuando aceptasen jugar en ella con las mismas reglas que todos los demás participantes, y que ahora la compañía está de acuerdo. En realidad, no es que la compañía esté de acuerdo: es que está obligada a aceptar esas condiciones en función de un veredicto judicial, veredicto que, además, está apelando.

Explicar la decisión de Apple puede parecer, por tanto, relativamente sencillo: me atacas, pierdes, y decides seguir atacando, cuando sabes que una regla fundamental de la estrategia es «al enemigo, ni agua». Si pretendes que los ingresos obtenidos de la App Store sirvan para pagar los abogados que intenten que sea declarada como un monopolio ilegal, lo siento, pero ese es un juego al que no vamos a jugar… vete a obtener esos ingresos a otro sitio. EPIC ya sabe perfectamente que mientras mantenga su batalla judicial contra Apple, la App Store estará cerrada para ellos, con todo lo que ello conlleva.

Pero en las estrategias judiciales de las compañías, la comparación con lo que podría parecer una decisión obvia desde un punto de vista personal no es siempre la mejor idea. De hecho, para Apple no está en absoluto claro que mantener la exclusión del catálogo de EPIC de la App Store sea la decisión más razonable: por un lado, Fortnite es un juego con alrededor de mil millones de apasionados usuarios en todo el mundo en sus diferentes plataformas, que ahora pueden introducir su pasión por el juego como un elemento más a la hora de cambiar sus smartphones y optar por una plataforma en la que puedan instalar su juego favorito. Además, por mucho que ahora EPIC pueda proponer medios de pago alternativos, es bastante posible que muchos usuarios pudiesen seguir prefiriendo pagar a través de la App Store como habían hecho anteriormente – por comodidad, por percepción de seguridad o por otros factores – lo que significa una pérdida de ingresos para Apple.

Por otro, la exclusión sumaria hace que la imagen de tirano monopolístico inflexible de Apple quede reforzada ante el mercado y ante los jueces: un dictador que no teme ejercer su poder con el fin de doblegar a quien le ataca. Utilizar ese poder con un supuesto ánimo disuasorio puede, en las próximas batallas de esta guerra judicial, inclinar a otros jueces a pensar que, en efecto, Apple ejerce su poder con mano de hierro, algo que puede reforzar la idea de que ejerce un poder monopolístico ilimitado. Si unimos a eso la más que probable tendencia a reforzar la legislación antimonopolio que va a imponerse en los próximos años, es bastante posible que, en algún momento, la actitud de «este es mi jardín y solo entra en él quien yo quiero y con las condiciones que yo marco» lleve a que Apple pueda perder más de lo que gana. A lo mejor, una de las maneras lógicas para evitar ser percibido como un dictador inflexible es no tratar de parecer que lo eres.

Por ahora, entre Tim y Tim, tenemos guerra judicial para unos cuantos años. Ya veremos, cuando llegue un veredicto final inapelable, en dónde está cada uno.


This article is also available in English on my Medium page, «Why Apple faces an EPIC court battle for the foreseeable future«

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