decentralandfacebookGeneralMark Zuckerbergmetametaversevirtual realityvirtual worldsWeb3

El sueño del metaverso y la dura realidad

IMAGE: Mediamodifier - Unsplash

Cada vez son más las evidencias que apuntan a que el sueño de Mark Zuckerberg de pivotar su compañía hacia un nuevo entorno, el metaverso, está siendo un absoluto fracaso.

Con unas ventas de aproximadamente quince millones de visores de realidad virtual, el objetivo que la compañía se había marcado para el final de este año era alcanzar el medio millón de usuarios, pero actualmente no llega a los doscientos mil. Ese número lleva descendiendo desde la primavera, dado que la mayoría de los usuarios no vuelven a entrar en la plataforma tras el primer mes de uso. Como dice un documento interno, «an empty world is a sad world«: actualmente, tan solo el 9% de los mundos virtuales creados llegan a tener cincuenta usuarios, y la mayoría de ellos no reciben ninguna visita.

Pero lo peor, aparentemente, ocurre dentro de la compañía. A pesar de los intentos desesperados de la dirección por llevar a los empleados al metaverso, con frases en foros internos como

“Todos en esta organización deberían tener como misión enamorarse de Horizon Worlds. No puedes hacer eso si no lo usas”

la realidad es que los propios empleados de la compañía, como sus usuarios, encuentran que su plataforma no tiene sentido, es aburrida y está plagada de errores.

Todo parece indicar que la apuesta de Zuckerberg por el metaverso, con un cambio de nombre e inversiones billonarias, podría estar siendo un grave error. A pesar de invertir más de diez mil millones en 2021 y 5.7 más en 2022, el valor de la compañía ha caído en un 62% en lo que llevamos de año, los ingresos de Facebook caen también de manera alarmante, y la fortuna personal de Zuckerberg ha mermado desde los 125,000 millones de dólares a los 49,100 millones.

Los nuevos visores Meta Quest Pro, con un precio esperado en torno a los $1,500, tampoco parecen ser precisamente lo que la compañía necesita para resucitar su apuesta: un producto caro, que simplemente no tiene clientes esperando por él. Y poner finalmente piernas a los avatares, una funcionalidad presentada además con un vídeo falso, tampoco.

En realidad, ver proyectos que suponen una apuesta arriesgada y en los que sus fundadores están dispuestos a invertir mucho dinero durante un largo tiempo, hasta cinco años según Zuckerberg, puede ser incluso comprensible, si tenemos en cuenta las posibles implicaciones de una plataforma tan ambiciosa de cara a futuro. De hecho, Decentraland, un entorno mucho más avanzado que Horizon Worlds en cuanto a su comprensión de lo que o debe ser un metaverso (con mecanismos criptográficos de identidad, comunidad abierta que vota decisiones y estructurado como una organización autónoma descentralizada o DAO), parece mantener tan solo en torno a treinta y ocho usuarios activos diarios.

¿Dónde está el problema? Simplemente, que como bien dice Tim Cook, el usuario medio no tiene ni idea de lo que es el metaverso, ni parece querer cargar con un incómodo visor delante de los ojos para usarlo, ni siquiera tiene un especial interés por «hacer cosas» ahí. Como muchos otros productos tecnológicos, puede parecer una idea interesante para explorarla, pero una vez la exploras, las cosas interesantes y con un mínimo de sentido que hacer se te acaban a toda velocidad.

¿Se lanzó realmente Zuckerberg a cambiar el nombre de su compañía y perseguir la idea de un mundo virtual porque pensaba que el mundo estaba ya maduro para ello, o simplemente huyendo de la catástrofe que significaba la caída de Facebook? Sus movimientos, en lugar de crear un metaverso como tal, apuntan a crear una plataforma cerrada, controlada por él, en la que los usuarios tienen que aceptar sus términos y condiciones, y en donde quien quiera construir algo, tiene que llegar a algún tipo de acuerdo. Claramente, Zuckerberg no entiende el concepto de lo que es algo abierto, no ve la posibilidad de ganar dinero con ello, y lo único que quería, dado que la jugada de construir algo sobre plataformas de terceros le había salido mal, era construir su propia plataforma, convencernos de que era maravillosa, y reinar tranquilamente sobre ella.

¿Qué será el metaverso, cuando lo sea? Una nueva versión de la web, en la que los usuarios podrán control sobre su propia identidad, sobre sus datos y sobre sus creaciones, con mecanismos criptográficos que lo garanticen y, si quieren, con entornos inmersivos tridimensionales en los que interaccionar. Empezar por la interfaz y vendernos que es que «eso es el metaverso» no parece la mejor de las ideas. Ahora, no son pocas las voces que piden que un Zuckerberg enfermizamente obsesionado con el metaverso y que está dejando caer sus otros negocios, los que realmente ofrecían valor a sus clientes y a sus accionistas, dimita como CEO de la compañía que creó.

Related Articles

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Back to top button