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El valor de Giphy: ¿simbólico o real?

IMAGE: Giphy logo vertical

Como se anticipaba, las autoridades antimonopolio británicas han decidido bloquear la adquisición de Giphy por parte de Facebook – ahora Meta – que se había cerrado originalmente por cuatrocientos millones en mayo de 2020.

El regulador británico ordena a Facebook deshacer la operación de adquisición y vender Giphy, tras una investigación que demuestra que la operación tendría grandes posibilidades de ser perjudicial para la libre competencia. De hecho, la decisión que Facebook tomó de cerrar el negocio de publicidad de Giphy tras la adquisición es, aparentemente, una de las razones de peso que llevan al regulador a pensar que la adquisición restringe la competencia.

Una adquisición aparentemente «inofensiva», que ahora podría convertirse en el primer caso de regulación draconiana que obliga a una gran tecnológica a deshacer una operación que ya se daba prácticamente por realizada.

¿Qué modelo de publicidad había ideado Giphy? En febrero de 2019, la compañía anunció que estaba explorando un esquema publicitario que se distinguiría del modelo de Google porque planeaba incrustar publicidad en mensajes privados que utilizaban sus GIFs animados, aprovechando que su base de datos se había integrado en la mayoría de los servicios de mensajería. Un modelo sin duda cuestionable, pero cuyo desarrollo Facebook decidió sin más interrumpir.

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El hecho de que el servicio plantease utilizar los datos de los GIFs empleados por los usuarios para insertar publicidad y que fuese precisamente Facebook, probablemente la compañía con un peor historial de irresponsabilidad en el uso de los datos de los usuarios de toda la historia de la tecnología, quien adquiría la compañía, ha llevado al regulador a estimar que la adquisición debía ser revertida.

Por otro lado, la integración de las librerías de Giphy con otras muchas aplicaciones era susceptible de proporcionar a Facebook una ventana para espiar a sus usuarios en esas otras aplicaciones, expandiendo así la visibilidad que ya tiene sobre su comportamiento. Por mucho que Adam Mosseri, CEO de Instagram, pretendiese defender que la adquisición de Giphy no tenía nada que ver con los datos, el regulador ha decidido ser desconfiado y ordenar la reversión de una operación que, además, podia suponer una menor disponibilidad de este tipo de contenidos para otras compañías. De hecho, Zoom había decidido, al conocer la noticia de la adquisición, interrumpir el uso de GIFs de Giphy del chat de su aplicación.

La decisión del regulador británico se encuadra dentro de una fuerte corriente de mayor regulación de los gigantes tecnológicos, una tendencia en la que, en realidad, Facebook ha tenido una fortísima influencia debido a los brutales excesos que ha cometido a lo largo de los años. Nadie ha hecho más que Facebook para convencer a los políticos de todo el mundo acerca de la imperiosa necesidad de poner a las grandes tecnológicas bajo control, por los brutales efectos que podían llegar a tener sobre nuestras sociedades. Ahora, Facebook recoge los frutos de muchos años de irresponsabilidad, y arrastra con ello a otras compañías tecnológicas que, en todo el mundo, van a ver todos sus movimientos mucho más sometidos a escrutinio. Los tiempos del «vale todo» parecen haber terminado.

Probablemente, Facebook apelará la decisión, lo que retrasará algo más un veredicto que, por otro lado y considerando la forma de fundamentarlo, no parece muy susceptible de cambiar. Veremos en manos de quién termina finalmente Giphy, y cómo las grandes tecnologías aprenden a moverse en este nuevo entorno de mayor regulación y vigilancia.

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