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La regulación llega a las big tech

IMAGE: Big Tech regulation

Un grupo de senadores sobre todo demócratas pero que incluye también a algunos republicanos, algo inusual en un Senado profundamente dividido, presenta cinco proyectos de ley que afectan a la regulación de las grandes compañías tecnológicas, y que la endurece de manera muy significativa.

Los proyectos de ley incluyen la Ending Platform Monopolies Act, que regularía la posibilidad de interrumpir posibles conflictos de interés vinculados al funcionamiento de plataformas (cuando una compañía opera una plataforma pero también la usa para vender sus productos); la Augmenting Compatibility and Competition by Enabling Service Switching Act (re-introducida), que obligaría a crear reglas que facilitasen la portabilidad de los datos del usuario; la American Innovation and Choice Online Act, que impediría que discriminen a otros participantes en sus servicios; la Platform Competition and Opportunity Act, que dificultaría que llevasen a cabo determinadas operaciones de adquisición; y la Merger Filing Fee Modernization Act, que haría además que tuviesen que pagar más a las agencias gubernamentales por el estudio de esas operaciones de adquisición.

La regulación de los grandes gigantes tecnológicos es una cuestión sumamente compleja, porque a menudo, controlar los abusos que estas compañías llevan a cabo implica reducir las opciones que presentan a sus usuarios, algo que puede convertir las leyes que lo promueven en impopulares. Lógicamente, los usuarios suelen tener una mentalidad más centrada en el corto plazo y en la funcionalidad que en competitividad o en la sostenibilidad competitiva de las industrias a largo plazo, algo que, en ocasiones, llega a cuestionar las decisiones de los reguladores. De hecho, en numerosas ocasiones en mis clases me he encontrado con numerosos alumnos de todo tipo de niveles apoyando a las compañías tecnológicas frente a las acusaciones de comportamiento monopolístico de los reguladores, o incluso justificando comportamientos que podrían ser interpretados como claramente abusivos. A eso se une, en los Estados Unidos, la corriente legislativa que durante las últimas décadas y desde la administración Reagan, tendió sistemáticamente a desnaturalizar el uso de la legislación antimonopolio, dando lugar a un entorno de tipo «vale todo» que las grandes tecnológicas supieron aprovechar particularmente bien.

Algunos de los proyectos de ley introducidos atacan directamente algunas de las cuestiones que han permitido a las grandes compañías tecnológicas crecer hasta convertirse en gigantes, como los cientos de adquisiciones que llevan a cabo de forma sistemática. Examinar las páginas que Wikipedia tiene con las adquisiciones de Amazon, Apple, Facebook, Google o Microsoft es encontrarse con listados impresionantes que se prolongan varias páginas, y que revelan la capacidad de esos descomunales monopolios para hacer y deshacer mercados a su antojo, alcanzando un poder sobre la economía ya no de los Estados Unidos, sino del planeta entero, algo que carece prácticamente de precedentes históricos.

La idea de regular de manera más rigurosa a los gigantes tecnológicos aparecía en el programa electoral de Joe Biden, que además incorporó a su gabinete a dignificados académicos y activistas a favor de la misma, pero se ha encontrado además con apoyo entre las filas republicanas, en una corriente en favor de la regulación a nivel mundial que no se limita a los Estados Unidos, sino que se extiende no solo a la ya históricamente más activa en este sentido Unión Europea, sino también a China. Si unimos esta tendencia al reciente acuerdo del G7 que tratará de poner coto a los procesos de optimización fiscal agresiva que estas compañías, además de muchas otras multinacionales de otras industrias, llevaban a cabo, tenemos un panorama que aparece bastante tormentoso para esos imperios formados en la última década del pasado siglo y las dos primeras del presente.

Y francamente, es muy posible que eso vaya a ser algo muy bueno, tanto para los usuarios como para la competencia y la innovación.


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