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La adquisición de Activision Blizzard: Microsoft sigue muy interesada en el ocio

IMAGE: Microsoft and Activision-Blizzard logos

Microsoft adquiere la compañía de gaming Activision Blizzard por un impresionante total de 68,700 millones de dólares, íntegramente en cash, en lo que supone un precio por acción de la compañía de $95, sobre un precio de cierre anterior de $64.17.

Activision Blizzard es una de las dos compañías de videojuegos que, desde el año 2015 aparece listada en el selectivo S&P 500, junto con Electronic Arts. La compañía es un auténtico monstruo que perteneció a Vivendi, después compró su parte para convertirse en independiente, vio posteriormente la entrada de Tencent, que adquirió un 25% de las acciones en circulación en 2013 por 2,300 millones de dólares para después ir reduciendo su participación, y ahora se encuentra con una operación que integra a sus casi diez mil empleados en una de las tecnológicas más grandes del mundo.

Con la adquisición, Microsoft se convierte en la tercera compañía de juegos más grande del mundo en funcion de sus ingresos, solo por detrás de Tencent y Sony. Activision Blizzard es uno de los llamados third-party developers, desarrolladores que producen para cualquier plataforma sin llegar a acuerdos de exclusividad con ninguna de ellas. La adquisición por parte de Microsoft del creador de franquicias tan conocidas como “Warcraft,” “Diablo,” “Overwatch,” “Call of Duty” o “Candy Crush,” entre otros, además de una participación en actividades de eSports activities a través de la Major League Gaming podría comprometer esa neutralidad, aunque parece dudoso que la compañía opte por una acción de ese tipo que plantee algún tipo de exclusión de otras plataformas.

Activision Blizzard llevaba algún tiempo en el centro de un escándalo relacionado con el acoso sexual presuntamente derivado de una cultura discriminatoria y abusiva, y se esperaba que su CEO, Bobby Kotick, que también ha sido acusado personalmente, renunciara como consecuencia de las investigaciones de la SEC actualmente en curso. De hecho, el año pasado, más de dos mil empleados firmaron una carta pidiendo que la compañía reaccionase a las acusaciones, y más recientemente, más de mil empleados firmaron una petición pidiendo la renuncia de su CEO, que presuntamente conocía este tipo de conductas, pero no hizo nada para ponerles coto. Varias decenas de empleados han abandonado la compañía desde que se inició este escándalo. En la nota de prensa de la adquisición, sin embargo, no se hace mención alguna a este tema más allá de decir que «como empresa, Microsoft está comprometida con nuestro camino hacia la inclusión en todos los aspectos de los juegos, tanto entre los empleados como entre los jugadores», y se comunica que Kotick seguirá siendo el director ejecutivo de la compañía, reportando al CEO y director de Xbox de Microsoft Gaming, Phil Spencer.

La adquisición es, por su precio, la más grande llevada a cabo por Microsoft hasta la fecha y la más grande de la historia de la tecnología, superando a la de Dell sobre EMC en 2015. Para Microsoft, cuya adquisición más grande hasta el momento habían sido los algo más de 26,000 millones pagados por LinkedIn en diciembre de 2016, la operación supone situar a la compañía en un papel central en un ámbito, el del ocio y los videojuegos, en el que ya tenía anteriormente una posición muy fuerte. En los últimos años, ha llevado a cabo adquisiciones como la de Smash.gg en diciembre de 2020, Zenimax Media por $8,100 millones en septiembre de 2020, de Double Fine en junio de 2019, de inXile y Obsidian en noviembre de 2018, de Compulsion, Playground, Undead y Ninja en junio de 2018, o de Mojang en noviembre de 2014, entre otros, además de otras varias adquisiciones más dedicadas al desarrollo de herramientas especializadas.

En el conjunto de esas operaciones hay de todo: algunas dedicadas a la adquisición de talento, otras a la de comunidad, otras a las herramientas y otras a la cuota de mercado, pero en su conjunto, componen un área de una fortaleza excepcional, y sitúan a la compañía como una auténtica potencia en gaming y entretenimiento, en un momento especialmente interesante por o que supone de desarrollo de nuevas plataformas, mundos virtuales, metaversos, etc., que algunos ven como la próxima generación de internet, y del que las compañías de entretenimiento tradicionales parecen estar quedando bastante al margen.

La adquisición no se espera que se cierre como tal hasta julio de 2023, cuando comienza el año fiscal de Microsoft, y está a la espera de aprobación regulatoria. Si no se consigue llevar a término, Microsoft tendría que pagar a Activision Blizzard un total de tres mil millones de dólares.

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