board of directorselon muskGeneralgovernanceInvertialeadershipregulationstrategyTwitter

Ácratas y consejos de administración

IMAGE: Iván Jesus Rojas - Pixabay

Mi columna de esta semana en Invertia se titula «Twitter y Musk: el ácrata y el consejo de administración» (pdf), y es un intento de crónica del extraño episodio entre Elon Musk y Twitter a raíz de la adquisición de un 9.2% de sus acciones y los rumores, posteriormente desmentidos, de su entrada en el consejo de administración de la compañía.

¿Qué lleva a Elon Musk a invertir en Twitter? Fundamentalmente, su interés por una compañía que le ha proporcionado un canal de comunicación que utiliza de manera compulsiva. Tras una adquisición del 9.2% de las acciones, que de por sí ya va a ponerle en problemas por no haber informado de ello a tiempo y haberse ahorrado mucho dinero gracias a ese retraso, Twitter ofreció presuntamente a Musk un puesto en su consejo de administración, pero finalmente, esa oferta no ha cristalizado. ¿Por qué? ¿Qué hace que Musk diga que no a un puesto en ese consejo de administración?

En primer lugar, porque es muy difícil sentar a Elon Musk en un consejo de administración. Hacerlo implicaría que Musk estuviese limitado a adquirir un máximo de un 14.9% de la compañía, una limitación que aparentemente no quiere tener, y que según algunos, podría esconder la posibilidad de adquirir la compañía mediante una OPA hostil… o al menos, el mantener la posibilidad de amenazar con hacerlo.

En segundo, un problema de actitudes. Ser parte del consejo de administración de Twitter obligaría a Musk a ser no solamente discreto en sus opiniones, algo que sabemos le resulta patológicamente imposible, sino además, a actuar siempre en lo que otros consideren que es «el mejor interés de los accionistas y la compañía». ¿Qué hizo Musk en cuanto se hizo pública su posición en Twitter? Lanzar una serie de tweets cuestionando desde las actitudes de la compañía frente a la libertad de expresión hasta su papel en la democracia, pasando por el planteamiento de si Twitter estaba muerto porque algunas de las cuentas más seguidas no se actualizaban casi nunca, o por sugerir que se autenticase automáticamente a todo aquel que se incorporase a Twitter Blue, el servicio premium de la compañía.

Varios de esos tweets han sido borrados, pero claramente, indican una intención de influir sobre Twitter utilizando el poder de su propia herramienta. No formar parte del consejo de administración no solo deja las manos mucho más libres a Musk si quiere incrementar su inversión, sino que además, se garantiza que la dirección de la compañía se mantendrá muy pendiente de lo que vaya diciendo en sus tweets, y que podrá dar a sus opiniones toda la visibilidad que estime oportuna.

Ante semejante intrusión en la cultura de la compañía por parte de alguien que no responde absolutamente a ninguna autoridad, los empleados están sumamente preocupados, y se llegó a plantear la posibilidad de que Musk mantuviese un AMA (Ask Me Anything, o «pregúntame lo que quieras») que posteriormente ha sido cancelado. La idea de Musk, aparentemente, es que tiene más posibilidades de influir sobre la compañía desde fuera, desde una posición de «digo lo que me da la gana, pero cuidado conmigo, que soy el máximo accionista», que desde una silla en el consejo de administración. Y dadas las limitaciones y regulaciones que implica sentarse en esa silla, es muy posible que esté en lo cierto.

Las acciones de la compañía cayeron hasta un 8% cuando se anunció que Musk no se incorporaría a su consejo, pero terminaron cerrando al alza. El día anterior, tras revelarse su participación accionarial en la compañía, Twitter había tenido su mejor día de toda su historia, con una subida de más del 27%.

Para uno de los innovadores sin duda más brillantes de la historia, pero también sin duda uno de los mayores ácratas conocidos que se resiste a aceptar autoridad alguna, un consejo de administración no es adecuado: se puede tener más influencia y más posibilidades de generar cambios con las manos más libres manteniéndose fuera del mismo. Como mínimo, interesante, y además, como para plantearse una cuestión: ¿cuántos ácratas tiene tu compañía sentados en su consejo de administración, o iluminando de alguna manera su estrategia? ¿Cuánto podría potencialmente aportar el hecho de incorporar a alguno?

Related Articles

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Back to top button