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Algunos apuntes sobre el futuro de las farmacias

IMAGE: Tbel Abuseridze - Unsplash

Mi columna en Invertia de esta semana se titula «Farmacias y futuro» (pdf), y trata de dibujar, al hilo de un evento en el que participé recientemente en Sevilla, una panorámica sobre el futuro de las farmacias.

En un país como España, con el mayor número de farmacias del mundo sobre el total de población, nos encontramos con que, en muchos casos, su papel en el sistema de salud es relativamente testimonial, y se limita en muchos casos a la dispensación de medicamentos. La extensión de su línea de negocio en años recientes hacia lineas de producto como la parafarmacia o la cosmética, si bien puede funcionar como contribución a su rentabilidad, no va en la línea de incrementar esa relevancia con respecto a la salud de los ciudadanos.

¿Qué elementos se mueven en la distribución farmacéutica? Por un lado, la adquisición de PillPack por pate de Amazon por algo menos de mil millones de dólares en junio de 2018 cuando la compañía se encontraba también en negociaciones con Walmart. PillPack es un distribuidor de medicamentos que, además de tener licencia como farmacia online en todos los estados, lleva a cabo una tarea muy interesante: prepara las medicinas en blisters combinados en los que agrupan todas las pastillas que un paciente debe tomar en cada momento, con su fecha y su hora, lo que facilita de forma considerable la vida sobre todo a las personas de cierta edad, minimiza el número de errores, y mejora en gran medida una variable fundamental en medicina: la adherencia a los tratamientos. Algunas farmacias en España llevan a cabo un servicio similar, pero son muy pocas y la opción es muy poco conocida.

Todo indica que la idea de Amazon al adquirir PillPack es llevar la farmacia al mundo online: envías a la compañía tus recetas, y recibes en tu casa los blisters correspondientes. En un país como España, ese papel corresponde a las farmacias debido fundamentalmente a una práctica arcaica: a la hora de entregar las medicinas, si estas están bonificadas por la seguridad social, el farmacéutico debe recortar de la caja un cupón y pegarlo en la receta, un procedimiento sorprendentemente analógico, anacrónico e ineficiente en los tiempos que vivimos. Que surja una alternativa electrónica a un proceso tan manual es, simplemente, una cuestión de tiempo.

Por otro lado, avanzamos hacia una personalización cada vez mayor del cuidado de la salud: el uso de wearables, dispositivos domésticos y apps es cada vez más ubicuo, y es susceptible de contribuir de manera notable a la transición hacia una medicina cada vez más orientada a la prevención, a iniciar la actuación incluso antes de que el paciente sienta los primeros síntomas. En ese sentido, las farmacias pueden, por su capilaridad, su proximidad y su capacidad de generación de confianza, convertirse en un supervisor muy interesante de la salud de los ciudadanos, aprovechando una formación de sus propietarios que va mucho más allá de la simple función de dispensar medicamentos.

La última actualización de Apple en su sistema operativo incorpora una funcionalidad de recordatorio de la toma de medicamentos, que va mucho más allá de ser una simple alarma, y permite además introducir la dosificación, posología, imágenes de las píldoras para evitar confusiones, e incluso control de incompatibilidades. De nuevo, funcionalidades muy interesantes de cara a mejorar la adherencia a los tratamientos, que el farmacéutico podría ayudar a configurar y mantener para los pacientes.

Hablamos de un papel mucho más activo en el control de la salud de los ciudadanos, que cobra además más protagonismo cuando hablamos de salud pública y de la vigilancia, por ejemplo, de la transmisión de determinadas enfermedades, con la posibilidad de incorporar la vacunación, la monitorización de síntomas y otras funciones que hoy corresponden al ámbito de la muy saturada atención primaria.

Las farmacias están en un momento muy interesante: resignarse a un papel de canal de distribución de medicamentos que, más tarde o más temprano, sufrirá de forma creciente la competencia de la distribución online, o implicarse progresivamente en la prestación de funciones relacionadas con la personalización y la monitorización de la salud del ciudadano. En un país como España, las posibilidades y las oportunidades son muchas. Veremos si son capaces de estar a la altura.

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