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Cultivando en vertical

IMAGE: Plenty

Nate Storey, fundador de una startup de lo que se ha dado en llamar AgTech, o tecnología aplicada a la agricultura, está convencido de que el futuro de los cultivos vegetales es vertical y en interiores, algo que permitirá obtener cosechas en cualquier lugar del mundo y abastecer los mercados localmente. Su compañía, Plenty, acaba de conseguir la demostración práctica de que unos dos acres (unos 8,100 metros cuadrados) en disposición vertical y en régimen de cultivo hidropónico producen más que un terreno de cultivo convencional de casi 720 acres.

La compañía, que utiliza intensivamente robots y algoritmos para la dosificación de los nutrientes en vegetales y frutas, cerró el pasado octubre una ronda de financiación de 140 millones de dólares que eleva el total obtenido hasta los $500 millones, reflejando el creciente interés inversor por este tipo de tecnología. Otras empresas también en el area de San Francisco, como Iron Ox Robotic Farms, recurren también a la robotización para todo tipo de procesos, desde el sembrado a la dosificación de nutrientes o la cosecha, y obtienen rendimientos similares.

La alta densidad de cultivo y el control que puede ejercerse sobre la producción, que reduce drásticamente la incidencia de plagas y enfermedades, unida a la reducción de los costes de transporte (un cultivo de este tipo puede hacerse en cualquier sitio) lleva a un recálculo drástico las economías del negocio, cuyos costes fundamentales pasan a ser la mano de obra especializada (razón por la cual se incide en la robotización), la amortización de la instalación inicial, y la energía, cada vez más barata y eficiente gracias al desarrollo de la energía solar y de la tecnología LED para la iluminación.

Otra compañía fundada hace tres años, la finlandesa iFarm, levantó el pasado agosto una primera ronda de cuatro millones de dólares. La empresa proporciona tecnología a unos cincuenta proyectos en Europa y Oriente Medio con un total de 11,000 metros cuadrados de explotación, y es capaz de automatizar el cuidado de alrededor de 120 variedades de plantas, con el objetivo de llegar a 500 para 2025 (afirma que agregan diez nuevas variedades de cultivo cada mes).

Otras, como Rise Gardens, que obtuvo $2.6 millones en capital semilla a finales del pasado mayo, se centran en ofrecer kits de hardware y software para el cultivo hidropónico en el hogar, que se ensamblan en 45 minutos y vienen en tres tamaños diferentes, al estilo IKEA, que también tiene una oferta de productos similares. Otras, como la alemana Infarm, ofrecen instalaciones de este tipo a negocios como tiendas y restaurantes, y han tenido también buena acogida entre los inversores.

Y hay bastantes más: Bowery Farming, BrightFarms, Freight Farms, AeroFarms… un panorama movido tanto en número de compañías como en inversión, que parecen presagiar una orientación cada vez mayor hacia este tipo de cultivos. Un modelo completamente distinto al de las explotaciones convencionales (que no obstante, también están experimentando su fuerte transición tecnológica), que puede instalarse en cualquier nave industrial en cualquier sitio o incluso en un contenedor (o en el espacio), y que promete una transformación similar a la que ya obtuvimos en su momento con los cultivos bajo plástico. ¿Procederán de este tipo de explotaciones los vegetales que consumiremos en el futuro?


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