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Energía solar, economía de la abundancia y sobredimensionamiento

IMAGE: Grégory ROOSE - Pixabay (CC0)

Un buen artículo en Quartz, «It’s time to start wasting solar energy«, explica de manera muy clara el fundamental cambio de mentalidad de la industria energética: pasar de invertir lo justo para cubrir la demanda y tener que repercutir los costes de la infraestructura en la factura, a poder producir en exceso sin que eso suponga más costes. La tantas veces comentada «economía de la abundancia», aplicada a la energía.

Desde hace ya bastante tiempo, la caída del coste de los paneles solares, que alcanza ya el 90% a lo largo de la última década, ha hecho que lo más caro cuando se construye una central de energías solar no sean ya las placas solares como tales, sino el terreno sobre el que se asientan o los soportes que las sujetan. La energía solar es desde hace tiempo ya la más barata de la historia. Además, la producción de energía mediante placas solares no depende prácticamente de piezas móviles que se desgasten, y su producción puede ser gestionada simplemente con software, sin necesidad de detener una turbina o un horno. E incluso puede plantearse utilizar el terreno para otros usos.

Esto nos lleva a un escenario en el que lo que conviene hacer es sobredimensionar las granjas solares y construir muchas más de las que nos planteemos que vayamos a necesitar, algo que, lógicamente, jamás habríamos hecho en el caso de una central eléctrica convencional. Ese cambio de mentalidad, que sea más barato construir en exceso incluso aunque no puedas venderlo, y que a lo largo del tiempo, este efecto no solo no desaparezca sino que se incremente, es la clave que resulta fundamental entender cuando hablamos de energía. Además, no solo hablamos de paneles más baratos, sino también de adelantos que permiten, por ejemplo, la generación de energía cuando el sol no brilla, o incluso durante la noche.

¿Qué hacer ante unas economías como estas y ante un mundo que podrá cada vez consumir más y más electricidad, porque llegará a ser tan barata que ni siquiera compense medirla? Lógicamente, tender a la sobrecapacidad. De hecho, las instalaciones solares construidas en los últimos tiempos hacen precisamente eso, hasta el punto de que los inversores que alimentan suelen tener bastante menor capacidad que la capacidad total de generación, hasta hace poco con factores del 130%, pero con planes en algunos casos para llegar al 291%. ¿Qué hacer con la energía que sobra? Desde dejar de producirla, hasta almacenarla en unas baterías que también son cada vez más baratas (su coste se ha reducido un 88% a lo largo de la última década), o utilizarla para producir hidrógeno verde, que puede ser almacenado y transportado para utilizarlo donde sea necesario.

Estamos hablando de un cambio que va a provocar el redimensionamiento de todas las infraestructuras de generación de los países durante la década que ahora comenzamos. Eliminar centrales eléctricas alimentadas con combustibles fósiles y sustituirlas con plantas solares sobredimensionadas no es simplemente más ecológico: es además más barato. Es más, las compañías que no lo hagan, serán incapaces de rebajar sus precios para ser competitivas.

Quienes lo entienden, se plantean inmediatamente aprovecharlo, sean particulares, empresas de generación o países enteros. Pasar de una economía de la escasez a una de la abundancia es algo que, en muchos casos, cuesta muchísimo visualizar, entender o aceptar, pero que se asienta en una base completamente correcta. Que pueda compensar sobredimensionar la capacidad de una infraestructura de generación puede parecer paradójico, pero responde simplemente a una cosa: las economías de escala en tecnología. Si sigues creyendo en mitos del siglo pasado sobre las renovables, mejor háztelo mirar.


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