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Felices fiestas

IMAGE: Season greetings - IE University

Como cada año desde hace ya muchos, tomo prestada alguna de las felicitaciones hechas en mi compañía, IE University, para felicitaros las fiestas a todos y desearos lo mejor para ese 2022 que entra.

Un año sin duda complicado, en el que hemos tenido que acostumbrarnos a toda una serie de prácticas que, además de poco agradables, han estado, por lo general, mal aplicadas. En management, hemos demostrado una desastrosa capacidad de aprendizaje, la enorme fuerza de los hábitos y las costumbres, y la dificultad intrínseca de reinventar la forma de trabajar.

Tras un 2020 en el que el término más adecuado fue seguramente la resiliencia y la capacidad para seguir trabajando en circunstancias completamente nuevas para la gran mayoría, el 2021 fue el año en el que muchísimas compañías optaron por despreciar la experiencia del año anterior y forzar a muchos trabajadores a volver a las oficinas, con criterios absolutamente desfasados y que se han demostrado mitos como ese «necesitamos vernos las caras, vernos en los pasillos y tener reuniones de verdad«.

Como eso, muchas más cosas. El 2022 ha sido el año de «vamos a intentar hacer las cosas como las hacíamos en 2019, pero con la mascarilla puesta» (y en muchos casos, con la nariz fuera, como si la nariz no formase parte del sistema respiratorio). En el medio, hemos ido viendo cómo el virus iba mutando, y cómo en cada una de esas mutaciones volvíamos a demostrar no haber aprendido prácticamente nada de la anterior. Un año, en resumen, bastante poco ilusionante, sobre todo, si tenemos en cuenta la magnitud de los desafíos que tenemos ante nosotros como especie.

El futuro requiere cambios drásticos. Estamos ante un gigantesco cambio de era que forzosamente tendrá que caracterizarse por el paso a tecnologías limpias, pero la persistencia de los hábitos adquiridos durante generaciones y de las actitudes de muchos, que siguen creyendo que aún existen grados de libertad para elegir, lo están poniendo verdaderamente difícil. Es uno de esos cambios que, en el tiempo de vida de una persona, generalmente solo se ven una vez. En todos los cambios de era ha habido resistencia, es natural y esperable… pero en esta ocasión, el problema es que, cuanto más tiempo pase, menos tiempo tendremos.

El 2022 será muy probablemente el año en el que termine la declaración de pandemia. El cómo decidamos actuar como sociedad cuando la OMS declare la pandemia concluida será la clave sobre las posibilidades que tendremos para llevar a cabo los cambios que necesitamos para que la vida humana en el planeta pueda seguir considerándose razonablemente viable.

En cualquier caso, muchas gracias a todos por seguir aquí y por seguir leyendo, comentando o compartiendo. Como ya os he dicho en muchas ocasiones, no escribo todos los días para conseguir muchos lectores, muchos comentarios o muy buenas métricas en redes sociales, porque no vivo de eso: escribo para mí, para organizar lo que leo, y para tener bien preparados los materiales y las referencias que utilizo constantemente en las clases que doy. Pero que estéis ahí hace, indudablemente, las cosas mucho más interesantes, me permite entender muchas cosas hace que mi trabajo de observador de la tecnología y de sus efectos tenga una dimensión adicional muy interesante, y en muchas ocasiones, aporta comentarios que son, como ya he dicho en muchas ocasiones, mejores que el artículo original que los provocó. Mis disculpas, como cada año, por las veces en que no he sabido reaccionar bien a algunas cosas, y mi promesa de seguir intentando trabajar mi temperamento para evitar determinados berrinches. De nuevo, gracias por aguantarme y por ser una parte importante de esta página.

Felices fiestas a todos.

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