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La evolución del vídeo como genero comunicativo

IMAGE: In the crystal ball - E. Dans (CC BY)

La aplicación creada por Phil Libin y su compañía, AllTurtles, para mejorar las videoconferencias, mmhmm, acaba de anunciar su salida de beta para el entorno Mac (para PC están aún trabajando en ello), y puede ser ya descargada libremente.

Con el anuncio, revelan también el que será su modelo de negocio, un freemium puro idéntico al que utilizó otra de las creaciones de Libin, Evernote: el producto tendrá una versión gratuita con funcionalidades básicas, y una versión premium con un coste de $99.99 anuales o $9.99 mensuales, aunque los usuarios que participaron en la beta dispondrán de tres meses gratuitos y los estudiantes y profesores, de un año. La filosofía de Libin con respecto a los modelos de negocio se mantiene: cero publicidad. Ningún usuario de la aplicación, ni básico ni premium, verá publicidad en ningún momento ni sus datos serán utilizados o monetizados de ninguna manera, y todos los ingresos vendrán exclusivamente de cuando esos usuarios decidan libremente pagar por el producto.

El uso de un modelo freemium plantea también cuestiones muy interesantes vinculadas con el futuro de al aplicación: en su proyecto anterior, Evernote, el modelo funcionó muy bien durante cierto tiempo, en el que la conversión de los usuarios de basic a premium era elevada, y en el que la competencia en aplicaciones de toma de notas era aún escasa. Tras ese tiempo, esa conversión disminuyó, surgieron otras aplicaciones, como Microsoft OneNote o Google Keep, y la evolución de la compañía, a pesar de su enfoque mucho más sofisticado, se hizo más complicada, y llegó a tener problemas de viabilidad. ¿Podemos esperar en el entorno de las videoconferencias una evolución similar?

Los planteamientos en torno al futuro de la aplicación, que tuve la oportunidad de comentar con Phil ayer, me sugieren ideas bastante ambiciosas en torno a la evolución del vídeo o de la videoconferencia como género comunicativo. Del mismo modo que internet, en los inicios de su difusión como innovación, convertía en prácticamente imprescindible el conocimiento de HTML o de la gestión de un servidor para cualquiera que quisiese mantener una presencia activa, o que los smartphones, al principio, reflejaban funcionalidades que no eran más que una burda adaptación de las aplicaciones de los ordenadores para una pantalla más pequeña, el vídeo como género está experimentando una fuerte redefinición, vinculada sobre todo con la necesidad de un uso mucho más habitual derivado de la pandemia.

Así, al principio, utilizamos el vídeo simplemente como un sustitutivo de la comunicación cara a cara: simplemente que se nos viese y que pudiésemos compartir una presentación era ya suficiente. El 99% de las interacciones en videoconferencia consistían en eso, lo que nos llevó a comprobar que, además de ser, por lo general, mortalmente aburridas, nos dejaban cierta sensación de «tiene que haber algo más». La llegada de mmhmm responde precisamente a eso: necesitamos videoconferencias, sí, pero tienen que poder hacerse mejor. Obviamente, había herramientas como OBS que permitían niveles de sofisticación muy superiores, pero con un coste muy elevado en términos de complejidad que las situaba fuera del alcance de la mayoría de los usuarios.

La idea, por tanto, es que ese pensamiento 1.0 con respecto al género comunicativo se vea sucedido por una especie de DJ-ficación del mundo, en el que prácticamente cualquiera, y con una complejidad mínima, pueda remezclar imágenes de manera creativa: en la ilustración aparezco yo mismo dentro de una bola de cristal y con una imagen en monocromo gris: no precisamente algo que le pedirías a tu programa de videoconferencia habitual, pero creado en tres o cuatro clics. Lejos de ser una simple frivolidad, estamos en realidad hablando de multitud de elementos y posibilidades comunicativas que diversifican el género y lo abren a infinitas posibilidades (este tipo de estilos, además, pueden crecer libremente en una arquitectura abierta a la que contribuyen los propios usuarios, creadores, etc.), y que lo llevan a otros posibles terrenos más allá del simple «busto parlante que comparte en pantalla su presentación de PowerPoint» que a estas alturas todos odiamos ya.

Hablamos de un género que, tras un período de uso intenso, se establece como un entorno con un crecimiento muy elevado, en el que la competencia, obviamente, será muy elevada. La propia Zoom, por ejemplo, mantiene una gran velocidad de crucero en el desarrollo de nuevas funcionalidades, y para compañías como mmhmm, eso implica ser capaces de moverse todavía más rápido para evitar ver sus funcionalidades comoditizadas o convertidas en redundantes.

Tanto si utilizáis videoconferencias de manera habitual como si simplemente queréis explorar ese género comunicativo, la herramienta me sigue pareciendo francamente recomendable. Además, pueden verse también algunas prestaciones nuevas asociadas a los nuevos Mac con procesadores M1 y el sistema operativo Big Sur, que posibilitan, por ejemplo, el reconocimiento mediante machine learning de la mano del usuario para poder hacer gestos más visibles mediante una «big hand», que puede ser utilizada, por ejemplo, como generador de énfasis o de seguimiento en una conversación sin necesidad de quitar el mute del micrófono, o una mejora sensible cuando se usa el programa sin una pantalla de chroma (para evitar esos molestos bordes borrosos que aparecen asociados al uso de fondos virtuales).

Cuando se inició el cine, las primeras películas eran simplemente una cámara enfocando a un escenario, porque nadie veía más allá de una herramienta para que el teatro se pudiese ver desde otro sitio: tuvo que pasar tiempo para que surgiese el lenguaje y la narrativa propias del género, las cámaras múltiples, los diferentes planos, etc. ¿Estamos ante un fenómeno similar? ¿Cómo serán nuestras videoconferencias en un futuro? ¿Qué nivel de uso del vídeo tendremos, y hasta qué punto herramientas sencillas y al alcance de cualquiera nos ofrecerán formas más creativas de relacionarnos, frente a un uso más especializado, esporádico o minoritario?


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