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¿Para cuándo la aviación eléctrica?

IMAGE: Lee Rosario - Pixabay (CC0)

La electrificación de la aviación es, sin duda, uno de los grandes proyectos necesarios para reducir las emisiones de una industria altamente contaminante, pero que tiene escasos incentivos para su descarbonización debido a las elevadas subvenciones que recibe debido a su importancia para la economía de muchos países.

Suecia, Dinamarca y Noruega, países de complicada orografía en los que los vuelos internos tienen una gran importancia, lleva algún tiempo proyectando la electrificación de los vuelos domésticos a partir de prototipos de aviones pequeños, y situando la fecha para que todos los vuelos internos sean eléctricos en el año 2030 en el caso de Suecia y Dinamarca, y en 2040 en el de Noruega.

Una empresa importantísima en el mundo de la aviación, Rolls-Royce, lleva ya tiempo trabajando, en el seno de una iniciativa gubernamental británica llamada ACCEL (Accelerating the Electrification of Flight), en prototipos capaces de sostener altas velocidades y capaces de llevar a cabo vuelos transeuropeos, y otras compañías trabajan también en proyectos similares.

¿Qué hace falta para que se produzca el despegue de la aviación eléctrica? El problema fundamental es el peso de las baterías, aunque se está trabajando en tecnologías, como el litio-sulfuro, capaces de aligerarlas sensiblemente. Esto está provocando que cada vez se hable más de la posibilidad de que la aviación eléctrica esté más próxima de lo que originalmente se pensaba, y de hecho, compañías como United o EasyJet estén entre las pioneras que están apuntándose al tema como pioneras, con rutas ya planificadas para el año 2026. Entre otros progresos, United ha encargado cien aeronaves de diecinueve plazas a la compañía sueca Heart Aerospace. Otras aerolíneas, como Mesa Air o Finnair, han hecho también encargos a la compañía.

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En otros casos, se habla de grandes drones eléctricos destinados al transporte de carga, y por supuesto, también de otros más pequeños destinados al transporte urbano, los llamados aerotaxis, en donde destacan compañías como Archer Aviation, Kitty Hawk o la alemana Volocopter, pero hay muchas más.

Por el momento, lo único que parece fuera del alcance de los aviones con baterías son los vuelos transoceánicos o de larga distancia en general, que con la actual relación de peso y autonomía de las baterías tendrán seguramente que plantearse esperar al desarrollo del hidrógeno.

Varios ámbitos, desde la aviación ligera hasta la carga, y una meta clara: lograr descarbonizar una industria que ha crecido mucho más de lo que podemos permitirnos como civilización, y cuya contribución a las emisiones de dióxido de carbono, estimada en mil millones de toneladas anuales, se ha convertido en completamente insostenible.

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