energyGeneralInvertialandscaperenewablessolarwind

Renovables: la magnitud del cambio

IMAGE: Tyler Casey - Unsplash

Mi columna en Invertia de esta semana se titula «Renovables: cambiando el paisaje» (pdf), y habla de la magnitud de los cambios que vamos a tener que plantearnos para ser capaces de llevar a cabo el cambio tecnológico más ambicioso de la historia de la humanidad: la descarbonización de la energía y el abandono de los combustibles fósiles para sustituirlos por alternativas sostenibles.

Que un cambio así tienda a inspirar vértigo o a considerarlo como algo imposible es algo habitual, y que se encuadra en una característica sociológica llamada isomorfismo. Tras muchas generaciones planteándose que la visión de una central de carbón echando humo o una central nuclear manejando materiales extremadamente peligrosos son una parte normal del paisaje, la idea de ver ese mismo paisaje lleno de granjas solares y de parques eólicos resulta desafiante, hasta el punto de inspirar protestas y legislación que reclama, como en Alemania, que los aerogeneradores estén como mínimo a una distancia de diez veces su altura de cualquier zona habitada, que han provocado graves problemas a la hora de plantear el crecimiento del parque instalado. Es curioso que en el país en el que una gobernante conservadora hizo, en su momento, la apuesta más fuerte por las renovables de todas las grandes economías mundiales, el progreso se vea ralentizado por protestas de comunidades locales que no quieren vivir cerca de algo tan inocuo en comparación con una central de carbón o nuclear como un aerogenerador o una granja solar.

Otras protestas habituales, como el impacto sobre la población de aves, pueden tener cierta base de realidad, pero pueden también ser solucionadas en gran medida de manera relativamente sencilla, como pintando una de las aspas de los aerogeneradores. Si la idea es criticar sea como sea – ha habido incluso protestas por los efectos de los parques eólicos sobre el clima local – podemos llegar a críticas verdaderamente disparatadas, pero la realidad es mucho más sencilla: no solo necesitamos esas tecnologías, sino que además, debemos verlas como nuestra mejor solución. ¿Problemas con el reciclaje de las aspas de los aerogeneradores? Todo es cuestión de ponerle al tema suficiente imaginación: hay soluciones para todo, y habrá más en el futuro.

La realidad es que ese tipo de instalaciones son no solo muy poco agresivas, sino que además, hacen posibles usos alternativos del espacio para su explotación ganadera o agrícola mediante el desarrollo de tecnologías agrivoltaicas, capaces de modificar incluso la fisonomía y el perfil de ese tipo de explotaciones y de sus propietarios mediante el recurso a más tecnología y automatización.

Los movimientos que utilizan eslóganes como «Not In My Back Yard» (NIMBY) para oponerse a la instalación de parques solares o eólicos olvidan que la alternativa es mucho, muchísimo más peligrosa, y que el futuro va a exigir que dediquemos extensiones muy grandes a este tipo de instalaciones: Alemania plantea que más del 2% de la superficie del país esté llena de aerogeneradores, además de los que se instalen en sus costas.

Ante el problema que supone que la oposición vecinal o las legislaciones locales impidan el crecimiento del parque instalado, el ministro de educación británico, Nadhim Zahawi, ha propuesto lo que podría ser una solución: evitar esa oposición ofreciendo energía gratuita a las zonas que vivan cerca de una instalación eólica, como se ha hecho anteriormente con las centrales nucleares. Si ese es el peaje que hay que pagar para poder instalar más parques eólicos, habrá posiblemente que plantearse hacerlo, porque es evidente que el futuro nos trae un cambio de paisajes más que considerable que no solo vamos a tener que aceptar, sino que tendremos que entender que es infinitamente mejor que cualquiera de sus alternativas.

Related Articles

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Check Also
Close
Back to top button