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Los chips y la economía del futuro… o del presente

IMAGE: ElasticComputeFarm - Pixabay (CC0)

La Secretaria de Estado de Comercio de los Estados Unidos, Gina Raimondo, presentó el pasado lunes una propuesta de inversión de 52,000 millones de dólares destinada a la fabricación de chips, que afirmó que debería resultar, considerando que debería funcionar como estímulo para la inversión privada, en la construcción de entre siete y diez fábricas en suelo norteamericano.

La reciente crisis mundial de abastecimiento de chips, que está provocando interrupciones de suministro en industrias que van desde la electrónica de consumo a la automoción, los ha convertido en el recurso que define cada vez más la competitividad de los países. El desastre de Intel, que anunció su incapacidad para fabricar chips con tecnología de siete nanómetros y desencadenó, entre otras cosas, la decisión de Apple de empezar a utilizar sus propios microprocesadores, ha dejado a la industria norteamericana en muy mal lugar: los Estados Unidos producían un 37% de los microprocesadores del mundo en 1990, pero esa proporción se sitúa, a día de hoy, en tan solo un 12%, lo que sitúa a la industria norteamericana en una situación de vulnerabilidad.

Los grandes ganadores, hasta el momento, han sido países como Taiwan y Corea del Sur, con campeones locales en fabricación de chips como TSMC o Samsung. China, espoleada por las sanciones a las que la sometió la administración Trump, ha destinado enormes inversiones estatales al desarrollo de su propia industria de fabricación de chips, y aunque Taiwan aún la considera a unos cinco años de distancia en desarrollo a pesar de llevar décadas siendo receptora de subsidios, intenta protegerse de su industria como puede excluyéndola de sus infraestructuras y reclamando su vigilancia, regulación y, en algunas casos, exclusión.

Pero si algo caracteriza a la industria de los semiconductores, es que no se detiene: mientras Apple empieza a integrar chips de cinco nanómetros en algunos de sus dispositivos, TSMC avanza en la fabricación de chips de tres nanómetros e IBM anuncia los primeros chips de dos nanómetros. Cada vez más, lo que define las aspiraciones de una compañía competitiva es tener una estrategia clara en ese sentido. El camino que Apple inició cuando tomó la decisión de abandonar a Intel podría ahora ser seguido por Microsoft, lo que subraya el carácter central que los chips y semiconductores han alcanzado como elementos de construcción de la economía actual. Y lo mismo que sucede en las compañías, sucede exactamente igual en los países: el que no sea capaz de desarrollar unas líneas estratégicas claras y unas prioridades de cara a la investigación, el desarrollo y el abastecimiento de chips para su industria, se verá obligado a depender necesariamente de terceros y a tener que aceptar sus reglas y prioridades.


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