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Un paso más hacia una web descentralizada

IMAGE: IPFS logo (CC BY-SA)

Si utilizas habitualmente Brave como navegador, como recomendé hace algún tiempo, hoy habrás sido notificado de que su nueva versión, 1.19, está ya disponible para su descarga. Cuando lo actualices no notarás nada especial, pero habrás instalada la primera versión del navegador que soporta un nuevo protocolo para una web distribuida, llamado InterPlanetary File System, o IPFS: una red y un protocolo alternativos a HTTP.

Diseñado inicialmente por Juan Benet, convertido posteriormente en open source y en una idea compartida de manera entusiasta por muchos en ese entorno, IPFS trata de hacer con la web algo similar a lo que en su momento hizo BitTorrent descentralizando la distribución de archivos, o Bitcoin con la descentralización del dinero: mientras HTTP está diseñado para que los navegadores accedan a información situada en servidores centralizados, IPFS accede a esa información en redes de nodos distribuidos: tecleas una dirección ipfs:// en tu navegador, y la red es capaz de localizar los nodos que tienen el contenido que buscas, contenidos que pueden estar en cualquier sitio que funciona como servidor, y reagruparse para ser servidos en función de la demanda. Además, Benet creó también Filecoin, una criptomoneda que podría utilizarse como sistema de pago para el alquiler de espacio en discos duros no utilizados, con un sistema basado en la cadena de bloques para registrar las transacciones.

IPFS permite que los usuarios no solo reciban, sino que también puedan alojar contenido, de forma muy similar a como ocurre con BitTorrent. Cualquier usuario en la red puede servir un archivo por su dirección de contenido, y otros en la red pueden localizar y solicitar ese contenido de cualquier nodo que lo tenga, utilizando una tabla distribuida (Distributed Hash Table, o DHT). La idea es sustituir los protocolos utilizados en HTTP mediante el uso de gateways accesibles con HTTP, de manera que los usuarios pueden optar por no instalar un cliente IPFS en su dispositivo, y utilizar una gateway pública (que es la opción por defecto en Brave).

Las primeras descripciones de IPFS datan de 2015, y lo definen como una re-arquitectura de la web que elimina la necesidad de que las páginas web tengan un servidor centralizado original, es decir, que estén hospedados en un solo sitio. En su lugar, propone un modelo distribuido en el que los contenidos son servidos desde lugares múltiples, lo que por un lado posibilita una web mucho más rápida, dado que el contenido se distribuye y almacena en lugares más cercanos al ordenador del usuario que los solicita, y por otro, lo hace mucho más resistente tanto a fallos (a errores 404 por desaparición del contenido en el servidor en el que estaba centralizado), como a intentos de censura o a ataques distribuidos de denegación de servicio.

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Ese tipo de usos son los que, por el momento, han permitido generar cierto interés en el protocolo: en 2017, IPFS se utilizó, por ejemplo, para crear una versión de Wikipedia que pudiese ser consultada desde aquellos países en los que se bloquea la Wikipedia. También en 2017, el Partido Pirata catalán respondió al bloqueo por el Tribunal Supremo de Justicia de Cataluña de muchas de las páginas web relacionadas con el referendum independentista creando copias en IPFS de esas páginas, lo que impedía que pudiesen ser eliminadas de la red. La compañía de infraestructura web Cloudflare tiene en operación un gateway web distribuido con el fin de simplificar, acelerar y proteger el acceso a IPFS sin necesidad de un nodo local, y con la idea de quitar poder a las grandes compañías como Amazon, Google o Apple. Actualmente se habla de IPFS de cara, por ejemplo, al posible futuro descentralizado de Twitter, al hilo de la reciente expulsión de la red de Trump, de muchos de sus simpatizantes, y de redes como Parler.

Una web completamente descentralizada, rápida y más resistente al deterioro de sus enlaces, a la censura o al control gubernamental podría tener consecuencias importantísimas de cara a la difusión de información, muchas de ellas completamente imposibles de prever. Pero precisamente por ello – y por ser, como tantas otras cosas en tecnología, completamente imparable – muy interesantes de explorar.


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