Celulares, smartphones y tablets

Una visita al Museo Arcade Vintage, una experiencia parecida a viajar en la máquina del tiempo de los videojuegos

Tuve el otro día la gran suerte de pasar una tarde en el Museo Arcade Vintage de Ibi (Alicante). Es una maravilla de espacio retro que surgió hace algunos años para recuperar la cultura de los primeros videojuegos en un espacio magnífico. Si alguna vez pasas por allí cerca, bien que merece una visita.

Museo Arcade Vintage

www.MuseoArcadeVintage.com
info@museoarcadevintage.com

Ibi (Alicante, España)

Horario: sábados y domingos de 10:00-14:00 y 16:00-20:00

Visitarlo es como meterse en una máquina del tiempo que te traslada a las décadas de los años 70, 80, 90 e incluso un poco más allá. Además de la gigantesca exposición en 900 m² y más de 300 máquinas hay muy buen ambiente y un equipo muy amable para responder a todas las dudas y contar historias interesantes (¡gracias, Eduardo!) Si alguna vez has sentido añoranza de aquellas largas tardes «en los recreativos», esto es lo más parecido que podrás encontrar. Sólo falta el parroquiano de turno mirando y viendo cómo te atascas en algún nivel y diciendo aquello de «¿Te lo paso, te lo paso?» para que le dejes jugar gratis.

En el museo hay varios tipos de máquinas: las cabinas de videojuegos y los pinballs son la atracción principal, pero también hay videoconsolas antiguas (y algunas modernas) y ordenadores personales con juegos cargados o en cartuchos. Para todos los gustos. El precio de la entrada permite jugar todo lo que se quiera sin monedas (¡sueño infantil!) aunque las cabinas conservan sus ranuras originales con las indicaciones de «25 pesetas», liras o cuartos de dólar, según su origen.

Yo me pasé horas con la mente en modo «30 años menos», jugando e incluso poniendo algunos récords en máquinas como:

En la zona de hardware, consolas y ordenadores hay muchísimo material también; entre ellos me llamaron la atención por su rareza un Amiga 600, el Conic TV Sports 406 que fue mi primer videojuego-de-televisor (de aquellos que se traían de canarias), un Apple III, un Canon Communicator (curioso engendro ordenador + teléfono fijo) e incluso un Atari Porfolio (auténtico mini-PC con DOS, allá por 1989) que recuerdo haber reseñado en la revista PC World de la época.

Además de esto en el museo había gente de todas las edades, desde los viejunos como yo que vivimos aquellas máquinas en primera persona en nuestra adolescencia a niños de menos de diez años correteando y probándolo todo (también hay una zona de videojuegos modernos para ellos a la entrada, por si acaso). Tienen también varias «recreativas primitivas» muy interesantes, más antiguas casi que los primeros videojuegos, algunas de conducción y otras de submarinos con sistemas de proyección estilo diapositivas y películas, mandos mecánicos y marcadores de puntuación como los de los pinballs.

Más cosas que me llamaron la atención: estar en un sitio en el que de repente escuchabas el característico ¡zaka! de las partidas gratis en los pinballs, lo bien que tenían organizado todo el tema Covid-19 (gel junto a las máquinas, toma de temperatura, datos de las visitas por si hubiera que contactar) y el tacto de los botones y mandos junto con los tubos de imagen CRT que son inimitables y diferencian las recreativas de cualquier emulador o versión modernizada.

En definitiva, un museo en el que no sólo todo está excelentemente restaurado, curado y presentado, sino que además tiene los pluses de que puedes tocar y jugar sin límite, hacer fotos y asistir a charlas y conferencias sobre gaming de todas las épocas. Lo dicho: una visita obligada y felicitaciones a Eduardo y todo el equipo por su gran trabajo y amabilidad.

{Fotos: (CC) Alvy}

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