Ingeniería

La construcción del Golden Gate, el puente colgante prodigio de la ingeniería

Hay obras de ingeniería especialmente dignas de admiración para su tiempo, y el Golden Gate es una de ellas. Salvar con un puente colgante casi 3 km de un extremo a otro de la Bahía de San Francisco no es baladí, especialmente teniendo en cuenta las técnicas con que se contaba a mediados de la década de 1930. ¿Cómo se erigieron aquellas gigantescas torres? ¿Cómo pudieron cimentarlas bajo las encrespadas aguas? ¿Y cómo se concibieron y fabricaron los gigantescos cables colgantes que sujetan el tablero de una autopista de tres carriles en cada sentido?

Me ha encantado cruzarme con las respuestas a muchas de estas preguntas en este vídeo de Lesics donde se habla precisamente de la asombrosa ingeniería que hubo que desplegar para construir el Golden Gate. Según parece en ese canal hay varias versiones del mismo vídeo, pero esta combina un poco de todo y resulta muy divulgativa por las animaciones.

Un proyecto colosal

Golden Gate Bridge at Purple sunset (CC) Umer Sayyam

Las dimensiones del Golden Gate son difíciles de imaginar hasta que se está allí: una vertical o gálibo de unos 70 metros hasta el agua, dos colosales torres de 230 metros de altura y en total 2,7 km de recorrido de lado a lado, con 2 km en la zona colgante. Por debajo de él han de poder pasar los más grandes barcos y por su tablero cruzar miles de automóviles cada día: cerca de 90.000 de promedio, que pagan obligatoriamente el peaje de entre 7 y 9 dólares por trayecto.

Entre las dificultades e innovaciones técnicas más llamativas del proyecto que se mencionan en el vídeo estas son las que más me llamaron la atención:

  • Para la perforación de los cimientos de los pilares se utilizó dinamita, pero no dejando simplemente cargas sobre el fondo con temporizadores –algo demasiado peligroso para los buzos– sino haciéndola caer meticulosamente desde unos tubos metálicos especiales.
  • Una vez horadado el lecho marino, un equipo de buzos limpió y perforó el fondo para igualarlo y construir una barrera protectora para la base de las torres. En aquel entonces no existían las botellas de oxígeno: los buzos respiraban a través de tubos individuales que llegaban hasta la superficie. Una vez terminaron se rellenó de un hormigón especial, se continuó perforando por debajo (para que la estructura profundizara aún más) (!!) y finalmente se rellenó todo con más hormigón todavía.
  • La zona de trabajo de las torres se niveló y cubrió con acero y se fue erigiendo con un andamio elevable mediante motores. A medida que iba subiendo se colocaban y remachaban todas las piezas de acero, que llegaban prefabricadas. En el interior de las torres hay un pequeño ascensor de mantenimiento que todavía se usa hoy en día.
  • El tablero está dividido en siete módulos de diferentes tamaños, unidos mediante unas grandes juntas especiales con aspecto de peines para que el asfalto pueda dilatarse en ellas hasta un metro con los cambios de temperatura. También hay otras juntas de dilatación más pequeñas colocadas cada 15 metros con el mismo objetivo.
  • En total hay 250 pares de cables verticales sosteniendo el tablero.
  • Los cables principales contienen cada uno 27.000 cables de acero más pequeños, que van y vienen de un extremo a otro de la estructura; era imposible fabricar y transportar el cable ya montado por el peso: 12.000 toneladas. Si se alinearan los pequeños cables metálicos sumarían 129.000 kilómetros. Quedan cubiertos por láminas de acero, de modo que parece un solo cable pero son muchos independientes por dentro; en la zona del museo se puede observar el corte de la sección de uno de ellos, simplemente impresionante. Para darle rigidez, en la parte superior de las torres los cables se curvan grácilmente; en su momento se usaron prensas hidráulicas para tensarlos y compactarlos. La forma que dibuja estos cables es la de una parábola, aunque debería ser una catenaria, pero el peso del tablero desvía la curva de su forma ideal matemática, así que podría decirse que es una «casi-catenaria».
  • Otra historia que comentamos hace tiempo: el color del puente es el famoso «Naranja internacional del Golden Gate», que en CMYK es 0% 69% 100% 6% (#C0362C en hexadecimal) y resulta muy similar a los Pantone 173, 174 y 180. La mayor parte de la gente a la que se le pregunta responde que el Golden Gate es rojo, así que podría interpretarse como «rojo ligeramente anaranjado.»

James Strauss, el alma del proyecto

La principal figura tras este titánico proyecto fue la de Joseph Strauss (1870-1938) el ingeniero jefe que tuvo que encargarse de todo lo necesario para que saliera adelante. Ciertas desavenencias con Strauss dejaron a Charles Alton Ellis, responsable del diseño estructural, en un discreto segundo plano hasta que su nombre fue restituido décadas después.

El proyecto, que comenzó el 5 de enero de 1933 se completó el 19 de abril de 1937, en algo más de 4 años, antes de plazo y por debajo del presupuesto, lo cual podría considerarse otro hecho poco habitual. Durante la construcción murieron por desgracia 11 trabajadores, pero podrían haber sido 40 ó 50 si no se hubiera contado con una red que se hizo instalar como novedosa medida de seguridad. La obligatoriedad de los cascos en la obra fue otra de ellas. Hay una estupenda galería de fotos de la construcción aquí: Building the iconic Golden Gate Bridge in rare photographs, 1930s.

The GateMi admiración por el Golden Gate proviene principalmente del grato recuerdo de haberlo recorrido en persona varias veces de un extremo a otro, admirándolo desde Fort Point hasta Lime Point y viceversa; una vez incluso llegamos paseando hasta Sausalito y volvimos en Ferry. En una de esas visitas conseguí el libro The Gate: The True Story of the Design and Construction of the Golden Gate Bridge (John van der Zee, 2000) que devoré ávidamente. Allí se explican no solo muchos de estos detalles técnicos, sino especialmente cómo fue la parte realmente más difícil del proyecto: conseguir la financiación. Eran 35 millones de dólares de la época, equivalentes a unos 550 ó 600 millones de hoy en día. Y es que una obra de tal magnitud requirió de una inversión descomunal para aquel momento, en plena Gran Depresión. Por suerte Strauss logró su objetivo y el Golden Gate pudo completarse y llegar hasta nuestros días. En algo más de una década cumplirá 100 años.

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Foto (CC) Umer Sayyam – Golden Gate Bridge at Purple sunset @ Wikimedia Commons.

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