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La obsolescencia de los combustibles fósiles y la nueva era de la energía abundante

IMAGE: E. Dans

Un artículo en Nature, «A new kind of solar cell is coming: is it the future of green energy, habla del uso de las perovskitas como nueva frontera: un material abundante y barato capaz de multiplicar la eficiencia de los paneles solares, de hacer que millones de personas se planteen abandonar su conexión eléctrica o mantenerla simplemente como respaldo para determinadas ocasiones, y que supondrán la evidencia definitiva de la obsolescencia de los combustibles fósiles.

La energía solar, acompañada sobre todo de la eólica y, en menor medida, de algunas otras, es la evidencia clara del cambio de era y de tecnología que vivimos, pero que las industrias petroleras se niegan a aceptar, como muestra su enconada resistencia y sus desesperadas misivas temiendo que en las conclusiones finales de la COP28 lleguen a aparezcer las palabras «phase down« y el hecho de que, a pesar del fuerte incremento de las ventas de vehículos eléctricos que apuntan a una fuerte caída de la demanda de petróleo en 2030, sigan empeñados en duplicar su producción.

La evidencia es clara: las energías renovables son no solo suficientes para satisfacer las necesidades energéticas del planeta sin necesidad de ningún milagro, sino que además, pueden llevarnos a una auténtica era de la abundancia energética, y además, limpia y barata. No avanzar más rápidamente en esa dirección teniendo la tecnología y las materias primas necesarias disponibles sería completamente imperdonable. Podemos alimentar las necesidades energéticas del mundo en 2030 con energía íntegramente renovable. ¿Cómo sería un mundo con energía prácticamente infinita? ¿Cómo sería la impresionante sensación de abundancia que tenemos los que instalamos paneles solares, elevada a escala planetaria?

Durante mucho tiempo, hemos pensado que las empresas petroleras y los petroestados debían ser parte de la solución al hacer posible una transición energética ordenada. En parte, eso fue lo que provocó que una cumbre como la COP28 se celebrase en Dubai: un turno rotatorio que evita tener en cuenta las posiciones de los distintos países, y que no veta que, cuando llega el turno del Medio Oriente, un país como los Emiratos Árabes se apunten a ser los organizadores. Pero cada vez más, las evidencias apuntan a que el lobby de los combustibles fósiles pretende morir matando: están dispuestos a lo que sea para dibujar, absurdamente y en contra de toda evidencia científica, un futuro en el que su producto siga jugando un papel central. Una posición imposible de entender, o rayana en el suicidio, considerando que viven en el mismo planeta que los demás y que las evidencias de fenómenos extremos provocados por la emergencia climática son cada vez más frecuentes. Algunos, básicamente como movimiento reputacional, inician alguna tímida toma de posiciones en el entorno de las energías limpias, pero siempre con la misma idea: prolongar todo lo posible el uso de combustibles fósiles, como si las evidencias científicas que conocen fehacientemente desde hace décadas no existiesen.

En lugar de entender que no podemos seguir por ese camino, el absurdo planteamiento de las petroleras y los petroestados es el de los paños calientes: metemos un poco de captura de dióxido de carbono por aquí, reducimos las emisiones de metano por allá, y con eso encima de la mesa, «magia», «ya no pasa nada». Algo completamente estúpido, sobre todo por la actitud con la que se plantea: ni cuantificar algo tan fundamental como cuánto dióxido de carbono hay que capturar, ni evidencias que que esa captura sirva realmente para algo, ni nada de nada. Simplemente, más de lo mismo: «dejadme en paz, que vivo muy bien haciendo lo que hago».

Es el momento de presionar: en este partido, las petroleras y los petroestados juegan en casa, pero aún así, podrían llegar a perderlo. Si las palabras phase down fossil fuels no aparecen en las conclusiones finales vinculadas a una fecha creíble, el año 2030, será la prueba irrefutable de que toda la cumbre ha sido una parodia absurda y sin sentido, significará el descrédito más absoluto para los Emiratos Árabes, y la evidencia de que, ahora sí, esto se convierte en un «ellos o nosotros», y habrá que justificarlo todo. Si aparecen, será la señal que el mercado necesita: ante un phase down de los combustibles fósiles en el año 2030, poco más queda que decir: ni el mercado energético, ni el de la automoción, ni muchos otros volverán jamás a ser los mismos, y habremos dado un paso de gigante de cara a la descarbonización y a la reducción de las emisiones. Porque con lo hecho hasta ahora, es evidente que no llegamos.

Soy consciente de la reiteración en este tema a lo largo de los últimos días, pero es que es, de verdad, la decisión más importante que vamos a ver ya no solo en materia tecnológica – marcaría el umbral de la mayor transición tecnológica de la historia de la Humanidad – sino también, de cara a nuestras posibilidades de futuro. Las cumbres del clima duran dos semanas: una primera técnica que ya ha terminado, y una segunda política y de negociación que está ahora mismo en pleno apogeo. Es el momento de presionar, de informar, de intentar que queden claros los conceptos, el quién es quién y el qué quiere cada uno. Solo con ese conocimiento podremos plantearnos la realidad de cómo funciona este complejo tablero de ajedrez.

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