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La crisis de Google antes de su verdadera crisis

La crisis de Google antes de su verdadera crisis

Hace un par de semanas hablaban de “reestructuración” de los equipos de ventas por la mayor automatización; luego, el mazazo de más de 1000 despidos en las divisiones de Google Assistant y de hardware de (Pixel, Nest y Fitbit); días más tarde, lo de “reestructurar” cobró su verdadero significado, al echar a cientos de vendedores; lo último son más de 100 despidos en Youtube.

En un memorando interno, Sundar Pichai dijo que los recientes recortes de personal tienen que ver con “eliminar capas para simplificar la ejecución e impulsar la velocidad en algunas áreas.” Y que más están por venir.

Cabe recordar, por dar algo de contexto, que Google como otras muchas empresas tecnológicas contrató mucho durante la pandemia. Acabó reajustando la situación, tal como comentamos al analizar que estas grandes compañías son apenas buenas en tres o cuatro cosas, que sobre estimaron la permanencia de tendencias llegadas con el covid y que mucho de lo producido en la última década era hijo de los tipos de interés cero.

El caso es que Google tiene retos propios además de los resultantes de las tendencias sociales y la situación económica.

Por un lado la regulación le está empujando a cambios tecnológicos en los que tiene mucho que perder. Google planea bloquear las cookies de terceros en Chrome para todos los usuarios a finales de año y sustituirlas por un nuevo sistema de seguimiento llamado Privacy Sandbox. El nuevo sistema conservará todos los datos de los usuarios en sus dispositivos, pero permitirá a las empresas seguir sabiendo qué temas les interesan. Hay analistas que calculan que el cambio hará que los usuarios sin cookies aporten un 30% menos de ingresos: si sabes menos del usuario la publicidad es menos eficiente.

Eso no es todo, el producto más importante de la empresa está en decadencia. A la evidencia personal que podemos tener como usuarios, hay que sumar estudios que reflejan el secreto a voces de la pérdida de calidad del buscador: la calidad de Google ha empeorado notablemente. Para obtener los datos controlaron 7.392 consultas durante un año, no solo en Google sino también en Bing y DuckDuckGo.

Creo que hay una parte achacable a la empresa y que yo resumo en la salida de los fundadores, que suele provocar menos celo en la calidad del producto y más foco en las métricas y en los resultados financieros. Pero hay otra parte que es reflejo del internet que nos hemos dado y que he analizado mucho por aquí: el fin de la inocencia en la red y la sustitución por la autoconsciencia, el giro de lo “social” al “contenido” que acaba siendo optimizado para la marca personal primero y el negocio directo luego y, por último, el giro generacional por monetizarlo absolutamente todo.

Y en esto tenemos la llegada de los chatbots y de la idea de que muchas de las cosas que ahora consultamos en Google la resolveremos con ellos. Hay tres argumentos a la contra de esto:

  • Los chatbots son modelos entrenados hasta una fecha determinada, lo que significa que para consultas sobre temas actuales, también dependen de buscar información en internet

  • Alucinan, es decir, invetan y se equivocan. Cada vez lo hacen menos pero parece una limitación intrínseca a la tecnología que subyace.

  • A pesar de que OpenAi está empezando a llegar acuerdos con empresas de medios, no construyen ecosistema con el resto de internet sino que nacen de una relación parasitaria con los creadores de contenidos.

Llevo desde su salida siendo escéptico con el uso de ChatGPT y similares como buscadores desde que aparecieron… pero en las últimas semanas con la versión de voz y tirando a veces de Perplexity me han entrado dudas de que puedan hacerse un hueco. Es la gran apuesta de Bing, la eterna alternativa, que desde su posición puede arreisgar mucho más.

Y esa sería la verdadera crisis de Google, que por fin tras muchos años de reinado absoluto alguien pudiera poner encima de la mesa una alternativa razonable a su buscador. Sabiendo todo lo que saben de la disrupción, están reaccionando rápido, pero la ecuación no es fácil: tienen que decidir a quién van a perjudicar si ellos también responden directamente a las consultas en lugar de darte enlaces… y también necesitan conseguir la cuadratura de la integración publicitaria al nivel de un sistema que llevan afinando décadas.

Sería el tipo de crisis que pasó IBM con el PC clónico o Microsoft con el salto al móvil. Algo que, en comparación, sitúa lo del fin de las cookies de terceros y que no funcione muy bien Google Assitant como un juego de niños.

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La fatiga de la suscripción nos devolvió a los torrents

Javier Lacort lleva mucho tiempo analizando el fenómeno de las suscripciones y ha vuelto a escribir sobre la fatiga sobrevenida con el modelo, citando a su vez una pieza de Nick Hinton. Su tesis es que el cobrar mensualmente funciona para muy pocos creadores, que harían bien en diversificar ingresos. Además la fatiga de la suscripción en los usuarios y la inflación, que hace reevaluar gastos, pueden acelerar el proceso.

Mientras las visitas a sitios web de descarga sin permiso han aumentado un 12% desde 2019, hasta alcanzar unos 386 millones de visitas al día, según la empresa de análisis Muso.

Comentaba hace poco Javier Pastor que mucha gente está volviendo a los torrents. Los servicios de suscripción como Spotify y Netflix, junto a cambios legislativos que convirtieron en ilegal gran parte de las actividades necesarias para descargar o compartir contenidos con copyright, fueron clave para pasar al pago a gran parte de la población. Era más fácil (descargar además se había hecho más difícil), con precios razonables y una experiencia de usuario espectacular.

El panorama en 2024 es diferente. Estos servicios han subido de precio (directamente y por la vía de impedir compartir), se han multiplicado en número y mientras la inflación de otros productos ha restado poder adquisitivo. Un conjunto de incentivos para que el usuario vuelva los ojos a los torrents. Es una ecuación al fin y al cabo: conforme suben los costes de las suscripciones empieza a ser más barato gastar el tiempo de uno en intentar lo de las descargas.

Breves

Lecciones de crecimiento viral en la venta de botellas de agua. Digital Native sobre un fenómeno que comentamos en la última Causas y Azares.

Se pasó la vida construyendo un equipo de música de un millón de dólares. El coste real era insondable. Ken Fritz convirtió su casa en el sueño de un audiófilo: el mejor equipo de alta fidelidad del mundo. En el Wapo.

Pallete pide cambios regulatorios para Telefónica semanas después del anuncio de que el estado entraría en el accionariado. El Mundo.

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