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España, los chips y la transformación de la economía

IMAGE: Ryan - Unsplash

Mi columna de esta semana en Invertia se titula «Los chips y la modernización del tejido productivo» (pdf), y habla del plan estratégico para la recuperación y transformación económica (PERTE) recientemente anunciado por el gobierno español referente a la dotación de once mil millones de euros para incentivar la fabricación de chips en nuestro país.

La idea, como tal, no solo no es mala, sino que resulta muy interesante: los chips son, indudablemente, uno de los componentes más importantes en la economía actual y del futuro. Todo lleva chips, cada vez más y más potentes, y la concentración de su fabricación en unos pocos países genera riesgos que todos conocemos y que los recientes acontecimientos, como la pandemia o la invasión rusa de Ucrania ha puesto de manifiesto. En ese sentido, es importante, para diseñar un plan estratégico como el presentado, entender muy bien la industria de los chips y sus interdependencias, y sobre todo, ser capaz de atraer a los socios adecuados, porque en ningún caso se puede pretender ni iniciar una fábrica desde cero, ni dedicar el dinero a planes inconexos o aislados que terminen no generando ningún resultado tangible.

Desde el punto de vista de dimensionamiento, el plan presentado parece razonable: recientemente, la administración Biden en los Estados Unidos presentó un proyecto similar en el que, con una dotación de 52,000 millones de dólares, esperaba ser capaz de atraer entre siete y diez fábricas a su país. Para ello, además de dinero, se necesita talento, no tanto mano de obra en sentido estricto – hablamos de procesos por lo general con un elevado nivel de automatización – como ingenieros preparados, algo que España ha sido tradicionalmente capaz de generar y, además, a precios extremadamente competitivos (quizás, incluso, «demasiado» competitivos). Además, debemos preocuparnos por atraer tecnología con futuro, es decir, fábricas de chips modernos y con fuerte desarrollo tecnológico, en lugar de los mucho menos competitivos que utilizan, por ejemplo, muchas compañías tradicionales de automoción. Pero como tal, el plan no es imposible, y peca simplemente de llegar, si cabe, un poco tarde.

¿Por qué llega tarde? Porque son muchos los países que, conscientes de la importancia estratégica de los chips, han desarrollado iniciativas similares y se han posicionado en los planes de las compañías antes y mejor que el nuestro. El caso de Corea del Sur es un clásico: un país de tamaño similar al de España que, en el año 2000, apostó claramente por su industria tecnológica mientras el nuestro lo hacía, fundamentalmente, por el ladrillo. El PIB surcoreano estuvo por debajo del español hasta aproximadamente 2013, momento en el cual la mayor sostenibilidad y el componente estratégico de sus industrias lo fueron elevando hasta convertir al país, actualmente, en la décima economía del mundo por PIB nominal.

Indudablemente, la palanca de la industria tecnológica es necesaria para una economía moderna. Ahora bien: países como la propia Corea del Sur, además de muchos europeos, de los Estados Unidos, el Reino Unido y, por encima de todos, China, llevan ya muchos años haciendo importantísimos esfuerzos por fomentar ese desarrollo, y esos esfuerzos, ademas, tienden a tener tiempos de maduración relativamente largos. El énfasis de China por pasar de la llamada soft tech (software, apps, redes sociales, etc.) a la hard tech es enorme y abarca no solo a su inversión de recursos públicos, sino también a sus accionistas y fondos privados.

Sobre este tema hablé también con Marta Isern en Negocios TV:

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Por último, me parece interesante comentar la respuesta de Elon Musk al tweet en el que Slashdot anunciaba el plan estratégico de España para la fabricación de chips, en el que hacía un particular énfasis en la necesidad de invertir en el desarrollo de parques solares para abastecer de energía al resto de Europa. Aunque esa iniciativa pertenece a otro PERTE, el de energías renovables, hidrógeno renovable y almacenamiento, es importante entender que el casual comentario de Musk tiene mucho de buena recomendación: la industria de fabricación de paneles solares tiene un nivel de concentración geográfica muy similar a la de los chips, y representa un entorno en el que España tiene también buen potencial desde el punto de vista de ingeniería, además de una localización privilegiada tanto desde el punto de vista de insolación, como de posibilidades de dedicar suelo a la instalación explorando además otros usos y aprovechamientos simultáneos.

Como siempre, los anuncios pueden sonar muy bien y explorar ámbitos muy interesantes… pero ahora, vamos a ver cómo se nos da pasar de los planes a la realidad.

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