climate emergencydecarbonizationfossil fuelsGeneralNobeloil companiespollutionprohibitionsubsidies

La imperiosa necesidad de adelantar el fin de los combustibles fósiles

IMAGE: drpepperscott230 - Pixabay (CC0)

El pasado abril, coincidiendo con el Día de la Tierra, ciento un premios Nobel publicaron una carta en la que urgían la cooperación internacional para abandonar la extracción de combustibles fósiles, indudablemente el mayor contribuyente (80%) de la emergencia climática, y a hacerlo de manera decidida e inmediata, sin recurrir a estrategias de mitigación, a impuestos crecientes o a sistemas de mercado basados en créditos negociables, sino directamente con prohibiciones.

Más de cien premios Nobel, incluyendo disciplinas como la Física, la Química, la Medicina o la Economía, entre otras, no son precisamente una panda de ignorantes, ni ponen su firma en una carta como esa por capricho. Estamos hablando de algo drástico, de una prohibición de la fuente de energía más importante de los últimos siglos, pero también de algo imperiosamente necesario. Puedes ignorar lo que dicen algunos y tildarlos de alarmistas o de exagerados, pero ignorar la advertencia de más de cien premios Nobel pensando que sabes más que todos ellos es tener tus prioridades muy equivocadas. O ser muy estúpido. O muy sinvergüenza.

En efecto, en ocasiones anteriores, cuando se descubría que el uso de un compuesto determinado era nocivo, como ocurrió en su momento con la adición de antidetonantes basados en plomo a la gasolina o con los compuestos clorofluorocarbonados, esos compuestos eran prohibidos, sin pasar por situaciones intermedias, por moratorias o por sistemas de compensación basados en el mercado. Sabemos desde hace décadas que el uso de combustibles fósiles es enormemente dañino para la salud, y sin embargo, seguimos planteando una lenta y gradual retirada a lo largo de muchas décadas, en lugar de una prohibición.

¿Qué lleva a que el mundo no sea capaz de abandonar su adicción a los combustibles fósiles? Sabemos que la tecnología que ha movido el mundo durante mucho tiempo es la responsable directa de nuestros problemas y que abandonarla rápidamente es imperiosamente necesario, pero sin embargo, seguimos subsidiándola con enormes cantidades de dinero todos los años: los países industrializados siguen dedicando mucho más dinero a los combustibles fósiles que a las energías renovables, algunos bancos siguen financiando proyectos relacionados con esa industria, y a pesar de algunas promesas electorales, no parece que esos subsidios vayan a terminar pronto.

Related Articles

Dejar el abandono de los combustibles fósiles en manos del mercado es garantía de un desastre asegurado: son necesarias medidas duras, no amables disuasiones, si se quiere evitar el desastre. Ni elevación gradual de los impuestos, ni créditos negociables, ni precios al carbono: prohibición. Empezar por la prohibición de la publicidad de productos basados en combustibles fósiles, seguir por la prohibición de su venta, fijar umbrales de polución realistas para los automóviles que prácticamente ninguno pueda cumplir y llevar a cabo la retirada masiva de vehículos contaminantes en las inspecciones técnicas obligatorias de vehículos, seguir por el desarrollo masivo de las energías renovables y por la electrificación obligatoria de todas las actividades humanas. No hay excusa. No hacerlo es comprometer el futuro de la civilización humana. ¿Impopular? Un planeta en el que resulte imposible vivir es más impopular todavía.

El umbral para alcanzar el reto de los 1.5º de elevación de las series climáticas está a cinco años, no a veinte ni a treinta. Con pandemia o sin ella, estamos ya en el tiempo de descuento. Las estrategias que algunos países están vendiendo como grandes logros son auténtica basura, compromisos absurdos a larguísimo plazo que a nadie deberían importarle. Básicamente, mentiras basadas en la corrupción de una industria que además de a ensuciar nuestro planeta, aprendió también a ensuciar nuestra política.

El mundo podría perfectamente sostenerse utilizando tan solo energías renovables. La dependencia de los combustibles fósiles es una gran mentira, alimentada por enormes subsidios y por lobbies que promueven la resistencia al cambio tecnológico con predicciones catastróficas. Lo único catastrófico es estar presenciando la destrucción de un planeta, precisamente ese en el que vivimos, y seguir planteando remedios inútiles a treinta años, algo que revela un auténtico problema psicológico.

La salida de una pandemia representa el momento ideal para plantear una recuperación verde, una reconstrucción que no ponga en peligro nuestra supervivencia. Y en esa recuperación, debemos empezar por la prohibición de seguir extrayendo combustibles fósiles, simplemente porque ese es el origen del problema y la única manera de solucionarlo. Es, simplemente, un cambio tecnológico: el más importante que hemos vivido como humanidad, pero también el más necesario. Dejemos de engañarnos absurdamente.


Related Articles

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Back to top button