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Cada vez más movimientos en la eólica marina

IMAGE: Erich Westendarp - Pixabay(CC0)

La administración Biden anuncia un ambicioso plan para llenar tanto sus dos costas, este y oeste, como el golfo de México, con parques eólicos marinos, en aguas federales que serían ofrecidas en concesión a promotores interesados, en una expansión masiva que llenaría las costas estadounidenses de molinos y aspira a generar ochenta mil puestos de trabajo y más de 30GW de energía en 2030. El viento es la fuente de energía que más protagonismo ha adquirido en términos de nueva capacidad instalada a lo largo del último año en los Estados Unidos.

La energía eólica marina se configura cada vez más como una de las grandes fuentes de energía del futuro: vientos más fuertes, constantes y previsibles que en el interior, tecnología que permite no solo aprovechar las aguas someras, sino también anclar turbinas flotantes en aguas profundas, y apuestas cada vez más importantes de países como el Reino Unido, Irlanda, Australia o Portugal. La resistencia que algunos colectivos suelen expresar ante la instalación de turbinas eólicas en tierra se minimiza muchísimo cuando su instalación se lleva a cabo en el mar, en donde únicamente es protestada por las flotas pesqueras.

Así las cosas, el Reino Unido se ha convertido en el líder mundial en el desarrollo de este tipo de instalaciones, con una capacidad de producción de más de 10,400 MW, seguida por países como China (9,900 MW) y Alemania (7,600 MW), seguidas ya a cierta distancia por los Países Bajos, Bélgica o Dinamarca. Portugal comenzó el año pasado e instaló en un solo año 25 MW a veinte kilómetros en la costa a la altura de Viana do Castelo con idea de desarrollar experiencia en la construcción y despliegue de este tipo de tecnología, mientras que España únicamente mantiene las instalaciones iniciales hechas hace años, que alcanzan un total de 5 MW, sin añadir nada nuevo en los últimos cinco años.

Los parques eólicos marinos apuntan cada vez más a convertirse en una de las fuentes significativas de energía en el tejido de generación de los países que cuentan con líneas de costa significativas, un desarrollo que carece prácticamente de efectos incómodos, que no afecta prácticamente en nada al entorno marino, y que tiene todo el sentido promover. De hecho, a nivel mundial, la tecnología está viviendo un auténtico boom, algo que no ocurre por casualidad, y que puede jugar un papel muy importante de cara a los objetivos de descarbonización: la Unión Europea espera pasar de los 12 GW de capacidad generados por este tipo de tecnología en 2020 a los 60 GW en 2030, y hasta los 300 GW en 2050. Veremos qué países alcanzan a entenderlo y a promoverlo de la manera adecuada.

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