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Despidos y cotización: ¿qué es lo que está estimulando el mercado?

IMAGE: Gerd Altmann - Pixabay

La compañía fabricante de reproductores de medios digitales Roku llevaba desde 2022 teniendo dificultades financieras y presentando resultados trimestrales negativos. Ayer, la empresa anunció el despido de un 10% de sus trabajadores, más de trescientas personas, y esa iniciativa fue saludada por el mercado con una subida del 6% del valor de sus acciones.

Con el análisis de esa noticia, Variety incluye un listado de setenta y cinco anuncios de despidos masivos recientes, desde marzo de 2022 hasta ahora, incluyendo desde los 37,000 despidos de Amazon en tres tandas (noviembre de 2022, enero de 2023 y marzo de 2023) o los 21,000 de Meta en dos entregas (noviembre de 2022 y marzo de 2023) hasta muchas otras compañías de la industria.

Estuve curioseando la evolución de la cotización de las acciones de unas cuantas de estas compañías, y me encontré un patrón interesante, pero en cierto sentido, sobrecogedor: que el mercado reciba las noticias de despidos masivos recompensándolo con un incremento del precio de las acciones de la compañía que los despide es algo bastante habitual. En algunos casos, como el de Meta, la reacción va mucho más allá, y los despidos son precisamente la señal que hace que la compañía logre revertir una evolución que estaba siendo claramente descendente.

Por mucho que hablemos de un mercado de trabajo tan dinámico como el de la industria tecnológica norteamericana, detrás de todos esos despidos hay frustración, dramas personales, decepciones, carreras profesionales frustradas y mucha, muchísima negatividad. Que los mercados saluden todo eso con un «bien, ahora hacen más con menos» o «fantástico, ahora se ahorran buena parte del gasto en nóminas» me parece, además de profundamente simplista, una verdadera obscenidad, algo prácticamente perverso.

¿Por qué simplista? Porque, aunque el hecho de adelgazar tienda a tener en nuestra sociedad una connotación positiva, me parece que es importante diferenciar entre alguien que adelgaza para estar más sano, y alguien que adelgaza porque está enfermo o porque no tiene para comer. El primer caso está muy bien, hace a las personas más ágiles y sanas. El segundo, en cambio, es un problema importante y una muy mala señal. Es posible que algunas compañías adelgacen porque, efectivamente, les sobraba grasa, pero también es perfectamente posible que se planteen adelgazar por otras razones, muchas de ellas no necesariamente buenas. Históricamente, los despidos eran recibidos por el mercado con cautela porque podían significar que la compañía estaba en dificultades.

¿Por qué perverso? Simplemente, porque pretender solucionar los problemas de las compañías, como ocurre desde hace ya algún tiempo en la industria tecnológica, a golpe de poner a personas en la calle me parece que es algo que no puede traer nada bueno, y menos aún en el momento actual. Cuando nos encontramos con una tecnología que permite lleva a cabo un tipo de automatización extremadamente sofisticada que convierte buena parte de las tareas que llevaban a cabo muchas personas en redundantes, que los mercados se dediquen a aplaudir enfervorecidos y a hacer la ola a medida que esas personas salen por la puerta creo que es simplemente obsceno y perverso.

Creo que celebrar los despidos y correr a comprar acciones de las compañías que los anuncian es deleznable, más aún si no hay siquiera garantías o evidencias de que esos despidos vayan a hacer que la compañía funcione mejor. Ahora, aparentemente, parece que los despidos son siempre una buena cosa, algo que el mercado debe celebrar. ¿Descapitalización intelectual? ¿Pérdida de experiencia significativa? ¿Reducción de la capacidad de atracción del talento? No importa: ¡han despedido a diez mil personas, viva, viva, olé sus narices, vamos a comprar sus acciones!!

Que el capitalismo deshumanice a los trabajadores hasta el punto de considerarlos un insumo más, un recurso más y algo no solo perfectamente prescindible, sino que incluso hay que celebrar cuando se les echa, me parece que es algo que indica una falta de alineamiento tan brutal entre los objetivos de las empresas y los de la sociedad, que revela una disfuncionalidad enorme del mercado y de todo el sistema. Llevo muchos años pensando que el capitalismo necesita claramente que lo tumben en el diván del psicoanalista y lo reformen de arriba a abajo, y el furor entusiasta con respecto a los despidos me parece una prueba más de eso.

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