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La industria de los datos… y la cárcel

IMAGE: Gerd Altmann - Pixabay

A mí que me digan lo que quieran sobre los derechos, la democracia y que lo que no está prohibido está permitido, pero hay compañías que por el solo hecho de constituirlas y operarlas, deberían tener a todos sus integrantes en la más negra de las prisiones.

Un investigador de Duke University trató de adquirir datos sobre salud mental, y se encontró con que no solo era sorprendentemente fácil y al alcance de cualquiera, sino que había hasta once data brokers dispuestos a facilitársela. Repetimos: datos sobre salud mental, que identificaban a personas concretas en función de afecciones diagnosticadas como la depresión, la ansiedad o el trastorno bipolar, y con datos cruzados con información sociodemográfica.

Es un síntoma perfecto de la sociedad disfuncional que hemos llegado a construir: un entorno en el que todo, absolutamente todo lo que puede ser explotado para generar un beneficio a algún impresentable está en venta, y es de hecho comercializado para que otros irresponsables puedan intentar ganar dinero haciendo publicidad a las víctimas de ese absoluto robo de información. Es simplemente alucinante, y si no está prohibido, que parece ser que en Estados Unidos no lo está – algo impensable desde una perspectiva europea – debería ser objeto de una orden ejecutiva que no solo lo prohibiese, sino que metiese en la cárcel de manera automática a cualquier compañía que intentase comercializar ese tipo de datos.

¿De qué estamos hablando? Básicamente, de una absoluta amenaza a la democracia y a los derechos más elementales. Pretender que los usuarios nos quedemos tan tranquilos cuando cada cosa que hacemos, sea abrir una app o encender el smartphone, revela datos sobre nuestra localización, nuestras circunstancias o sobre cualquier otra cosa a una asquerosa industria dispuesta a comercializarlo todo sin condicionarse a ningún tipo de regulación. Es, simplemente, una basura que no podemos permitirnos como sociedad civilizada, y la demostración de que hay irresponsables en el mundo que no deben tener sitio, a los que deberíamos dedicarnos a insultar y acosar sistemáticamente como ellos nos acosan a nosotros.

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Y ya que estamos, metamos en la cárcel también a todo marketer que intente adquirir esos datos: que para que una industria exista, tiene que tener clientes dispuestos a pagar por su producto, y no sé qué es más asqueroso, si dedicarse a recolectar esos datos, o intentar adquirirlos con fines comerciales. Por dios, recobremos el sentido común como sociedad y entendamos que hay datos que pertenecen estrictamente a la esfera privada, y que bajo ningún concepto pueden ser comercializados. Data brokerage… qué término tan insípido para definir a una panda de impresentables delincuentes anti-sociales.

Comercializar datos sobre la salud mental de las personas… ¿a qué mente disfuncional se le ha ocurrido que eso podía de alguna manera ser una buena idea? La única forma de definir a alguien que pretende ganar dinero comercializando datos sobre la salud mental de las personas es, como dicen los norteamericanos, mediante palabras de cuatro letras. ¿Por qué empresarios así puede compartir sociedad con personas normales y decentes, en lugar de estar, como deberían, en una cárcel?

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