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Y Google defraudó…

IMAGE: Google Finance

El evento de presentación convocado por Google ayer miércoles 8 como supuesta reacción rápida a la presentación del «nuevo Bing» de Microsoft con ChatGPT incorporado resultó un total fracaso que no solo dejó fríos a todos los que lo siguieron, sino que incluso dio lugar a una caída de casi un 10% en el precio de las acciones de la compañía.

¿Qué hizo tan mal Google en su presentación? Simplemente, permitir que se transmitiera de ella lo que realmente ocurre en la compañía: que han tenido que montar una presentación a toda velocidad y sujeta con alfileres, en la que han dicho, en la práctica, menos que en la nota en el blog corporativo del día anterior, en la que, además, se limitaron a hacer anuncios sin ofrecer ningún producto concreto para su evaluación, y en la que incluso ofrecieron una búsqueda con un resultado bastante cuestionable.

Es el peor de los escenarios: convocas a todo el mundo para no decir nada nuevo, y encima, uno de tus ejemplos resulta ser muy discutible, eso es algo que claramente revela prisas y ausencia de planificación. Si la presentación del nuevo Bing de Microsoft dio lugar a un incremento de alrededor de un 5% en el precio de las acciones de la compañía, el de Google generó una caída de casi el 10%, y lo que es peor, una impresión total de haberlos pillado completamente dormidos al volante. Si los titulares con los que la prensa recibió el evento de Microsoft fueron del tipo «la búsqueda no volverá a ser lo mismo«, «la competencia con Google se calienta«, «Bing hace de nuevo la búsqueda interesante» o «Microsoft desafía a Google«, los que generó Google con el suyo fueron más como «aún están a varias semanas de distancia de Microsoft«.

Las impresiones, los titulares y la bolsa no siempre son un reflejo fiel de la realidad: en el fondo, Google lleva ya muchos años considerando el machine learning como una tecnología absolutamente estratégica para su negocio, mientras que Microsoft, aparentemente, se lo juega casi todo a una alianza con una OpenAI a la que en su momento capturaron gracias a dejarle utilizar Azure. Pero en la práctica, las cosas no son blancas o negras: ni Microsoft es una completa ignorante que no puede hacer nada sin la incorporación de la tecnología de OpenAI, ni Google, que presumía de haber formado a todos los estamentos de la compañía en machine learning, ha demostrado estar preparada para reaccionar a tiempo. Desde principios de enero, todos sabemos que Microsoft iba a incorporar tecnología de OpenAI, la compañía no ha sido especialmente secreta ni discreta en ese sentido, y la realidad es que todo lo que Google ha sido capaz de organizar en varias semanas ha sido una mala presentación en la que no ha sido siquiera capaz de lanzar ningún producto como tal.

Un problema claro: el líder de la industria, apremiado por las posibles consecuencias de un cambio, no es capaz de plantearse de manera ágil cómo hacerle frente. Para Microsoft, el cambio supone una enorme oportunidad de mejora en un entorno, el de la búsqueda, en el que su participación era muy escasa, y con la posibilidad de inyectar nueva vida en áreas como la ofimática, en las que es líder. Para Google, el cambio es un problema que le lleva a cuestionarse desde su estructura de costes (las consultas a un Large Language Model generan un consumo de recursos muy superior al de una simple búsqueda en una base de datos), hasta su modelo de negocio o el mismísimo SEO.

Para Google, este cambio es un campo de minas: además de la nada obvia cuestión del coste, ¿por qué van los clientes a pagar por publicidad en el buscador, que supone alrededor de un 58% de los ingresos de la compañía, si una buena parte de los usuarios se van a encontrar satisfechos con una respuesta en forma de texto y, por tanto, no van a necesitar hacer clic en nada más? ¿Qué pasa cuando tus clientes llevan toda la vida invirtiendo en un SEO que sirve para que toda la web funcione al gusto del motor de Google, si ahora la posición de una página en el listado de resultados va a ser prácticamente irrelevante, porque lo que cuenta es salir en la respuesta redactada? ¿Cómo es posible que Microsoft indique claramente las fuentes de información en las que su buscador ha basado su respuesta, pero Google, al menos aparentemente, no lo haga?

La narrativa general es clara: Microsoft ha sido capaz de adelantar a Google por la derecha. El nuevo Bing está ahí para que cualquiera lo evalúe, mientras que Google ofrece solo promesas sin fecha. Y aunque por el momento hablemos solo de narrativas, no cabe duda que, en primer lugar, tienen su importancia, y en segundo, muestran algo muy claro: que Google no ha sido capaz de capitalizar una ventaja con la que, presuntamente, contaban, y a pesar de ser líderes, han defraudado a su mercado. Y ojo, aún hay más actores en este teatro.

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