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Las dudas de Apple

IMAGE: E. Dans

Afirma Bloomberg que Apple se ha interesado por un posible acuerdo con Google para incorporar funcionalidades de su algoritmo generativo, Google Gemini, como prestaciones de inteligencia artificial generativa a través de la nube en sus iPhones.

Además, parece ser que la compañía también ha mantenido contactos similares con las mismas intenciones con OpenAI, aunque aparentemente el acuerdo con Google podría resultar más sencillo al encuadrarse dentro del ya existente entre ambas compañías para ofrecer Google como motor de búsqueda por defecto en sus dispositivos, que reporta a la compañía unos ingresos estimados en 18,000 millones anuales, que llevan tiempo siendo objeto de escrutinio por parte de las autoridades anti-monopolio.

¿Qué prueba el interés de Apple por este tipo de prestaciones? En primer lugar, que la compañía se encuentra enormemente rezagada en todo lo referente a la tecnología del momento, la inteligencia artificial generativa, y que necesita recurrir a acuerdos con terceros para tener prestaciones que ofrecer a sus usuarios. En segundo, que el movimiento de Google incorporando ese tipo de prestaciones a sus smartphones de la gama Pixel8, a los smartphones más avanzados de Samsung y, eventualmente, a otros modelos avanzados con Android, reflejados de manera inmediata en su publicidad, han hecho mucho daño a las perspectivas de mercado del iPhone, que podría llegar a ser percibido como un modelo rezagado en su incorporación de este tipo de prestaciones y funcionalidades.

Aparentemente, la compañía pretende desarrollar prestaciones de inteligencia artificial generativa por sí misma que funcionarían sobre el mismo dispositivo, pero no es capaz de ser suficientemente competitiva a la hora de obtener prestaciones como la generación de textos o imágenes que requieren niveles de computación más avanzados que, por el momento, es preciso llevar a cabo en la nube. Esto podría conllevar que el acuerdo no se refiriese a Gemini Nano, el modelo que Google ha incorporado en sus smartphones y en los de Samsung para ofrecer prestaciones como el auto-resumen o las respuestas automatizadas, y que es capaz de funcionar offline con la capacidad de computación del propio dispositivo, sino prestaciones más avanzadas que recurren a la nube. Sin embargo, parece bastante dudoso que Google acepte ofrecer prestaciones más avanzadas en los terminales de Apple frente a las que ofrece en los suyos.

¿Qué hace que Apple se encuentre rezagada en su capacidad de incorporar prestaciones de algoritmia generativa a sus productos? Simplemente, que la compañía ha sido, históricamente, un destino muy poco apetecible para los desarrolladores especializados en inteligencia artificial, debido a la dificultad para obtener datos con los que trabajar en un contexto fuertemente marcado por el respeto a la privacidad. La propia naturaleza de la algoritmia generativa requiere obtener enormes cantidades de datos convenientemente etiquetados de la actividad de los usuarios, algo que Apple históricamente ha rechazado. Mientras compañías como Google y Meta convertían los datos de los usuarios en la fuente más importante de ingresos para su negocio, Apple no solo se ha negado a hacerlo, sino que las ha acusado públicamente de ser «un complejo industrial dedicado a la explotación de datos», despreciando claramente su modelo de negocio.

De hecho, la evolución de uno de los productos más señeros de la compañía, Siri, con respecto a otros asistentes como Amazon Echo o Google Assistant ha sido habitualmente decepcionante, lo que indica la falta de capacidades internas en la compañía de la manzana. Ahora, en plena explosión de la inteligencia artificial generativa, esa falta de talento o de recursos internos podría convertirse en un problema importante si se traduce en una percepción inferior por parte de un mercado acostumbrado a percibir los productos de la compañía como superiores o punteros (no tanto en virtud de sus especificaciones, sino más bien de la capacidad de Apple para centrarse en aquellas que el mercado valora de manera más clara).

Dado que, al menos aparentemente, el mercado parece valorar bastante las nuevas prestaciones que permite ofrecer la algoritmia generativa, eso podría estar obligando a Apple a cerrar acuerdos con aquellos que le posibiliten incorporarlas rápidamente, sin esperar a un desarrollo interno que llevaría más tiempo y que asentaría la impresión de que la compañía se encuentra por detrás en esa carrera. Algo que revela, a todas luces, un problema de primera magnitud: en esta carrera, que marca la competitividad de cada vez más productos en cada vez más industrias, Apple parte en clara desventaja.

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