Noticias

Sobre si la inteligencia artificial nos hará crear y jugar menos o si lo haremos más y mejor

Había un aroma a fin de un ciclo y comienzo de otro nuevo en el documental “AlphaGo” que narró la gran competición entre la IA desarrollada por Deepmind y el gran campeón coreano de go, Lee Sedol. Por un lado supuso regresar al “inteligencia artificial frente al mejor humano” en un juego de mesa, al espejismo de que si una máquina logra resultados sobrehumanos en un mundo reducido de casillas y reglas simples eso podría significar lago en el mundo real. Por otro nos abrió los ojos a muchos al cambio generacional de tecnología dominante, empezaba el reinado del deep learning de la mano de Deepmind y Google.

Si no conocen el final de la competición entre Lee Sedol y la IA me temo que debo hacer un spoiler: como cuando Deep Blue venció a Kasparov, la derrota de Sedol se interpretó como el final de la supremacía humana donde pensábamos que permanecería. Siendo así, superados por máquinas superlativas al principio y por aplicaciones que todo el mundo tendría en el móvil años después, ¿qué sentido tendría jugar al Go?

Este estudio se cruzó en mis lecturas hace poco. Podríamos resumirlo en que cuando una IA sobrehumana venció a los mejores jugadores humanos de Go, los profesionales se adaptaron tomando “decisiones significativamente mejores”. Los jugadores humanos de Go se han vuelto menos predecibles en los últimos años. Como recoge New Scientist, los investigadores llegaron a esa conclusión analizando un conjunto de datos de más de 5,8 millones de jugadas de Go realizadas durante partidas profesionales entre 1950 y 2021. “Nuestros hallazgos sugieren que el desarrollo de programas de IA sobrehumanos puede haber impulsado a los jugadores humanos a romper con las estrategias tradicionales y a explorar nuevas jugadas, lo que a su vez puede haber mejorado su toma de decisiones.” Es decir, ahora juegan mejor, prueban estrategias diferentes que antes no se les habían ocurrido.

Error500 es gratis. Suscríbete aquí

¿Y en cantidad de jugadores? ¿no cundirá el desánimo? Quizás podamos mirar el caso del ajedrez, en el que no sólo venció la IA ¡hace 30 años! sino que ya hay cientos de programas que juegan mejor que Carlsen (no me resisto a compartir cuando comentamos en Causas y Azares la polémica entre el campeón y el presuntamente tramposo Hans Niemann). El caso es que la afición por el ajedrez está creciendo tanto que Chess.com suele tener problemas de servidores para atender la demanda.

Usuarios activos diarios en Chess.com

El otro día también me pasaba Matías S. Zavia su entrevista al ilustrador y animador Pablo Polledri en Gizmodo. Me quedé con una declaración

“Creo que va a ser difícil reemplazar al ilustrador y al animador, pero puede ser que en algún momento esto evolucione más y se produzcan cosas interesantes o facilite ciertas tareas. De todos modos, el ser humano va a estar detrás de todo esto de algún modo. En lo personal creo que, si te gusta hacer algo como por ejemplo ilustrar, lo vas a seguir haciendo de todos modos”.

Realmente todo el post de hoy se podría resumir con la frase en negrita. No jugamos, dibujamos o escribimos por hacerlo mejor que la figura más destacada de la disciplina. Que una inteligencia artificial lo haga a un gran nivel no provocará que dejemos de crear. Si acaso lo haremos mejor, con ideas que no se nos habrían ocurrido a nosotros solos y que agregando creaciones de millones se nos presentan a la mano.

Escribía Susana Quadrado en La Vanguardia que “Se avecinan días de gloria para la mediocridad si facilitamos que un bot haga todo el trabajo por nosotros porque nos es más cómodo y porque, bah, eso lo hago yo apretando un botón. Se acabó pensar. Se acabó aprender”. Realmente es difícil pronosticar el futuro impacto de una tecnología. Y estamos en unos meses de pánico moral con la inteligencia artificial.

Mi impresión es la opuesta a la de Quadrado. Por un lado hay un enorme potencial en lo 100% humano; por otro, siendo cierto que habrá mucha creación de bajo nivel que se conformará con lo suficienmente bueno, las inteligencias artificiales generativas traerán más creadores, facilitarán la técnica a muchos con buenas ideas y bien utilizadas nos servirán para disfrutar más de crear, escribir y jugar.

Aunque mi visión sobre el impacto de la tecnología, también de la IA, es optimista, hay algo que sí creo que está en el ambiente. Este post en Reddit me ha recordado a un par de conversaciones que he tenido con profesionales temerosos del impacto de la inteligencia artificial en sus disciplinas:

“Estoy empleado como artista 3D en una pequeña empresa de juegos de 10 personas. Nuestro equipo de Arte es de 2 personas, hacemos modelos 3D, sólo para renderizarlos y obtener sprites 2D para el motor, que son más fáciles de manejar que los 3D. Hacemos juegos para móviles.

Mi trabajo es diferente desde que Midjourney v5 salió la semana pasada. Ya no soy un artista, ni un artista 3D. Ahora todo lo que hago es prompting, photoshopear e implementar imágenes atractivas. La razón por la que fui a ser un artista 3D en el primer lugar se ha ido. Quería crear forma en el espacio 3D, esculpir, crear. Con mi propia creatividad. Con mis propias manos.

Suscríbete ahora

Forzando la analogía, recuerda al paso de la artesanía a la fábrica con la revolución industrial, pero ahora sufrido por las profesiones creativas y del conocimiento. Claro que la postura que destaco no es la única, al mismo tiempo habrá quien encuentre maravilloso que Midjourney le ahorre trabajo. Y quien aterrice en la disciplina ahora y no haya conocido otra cosa, probablemente no eche de menos el enfoque más “artesanal”.

A la vez hay una sensación de pérdida si muchos más se suman a crear, se automatiza (o casi) el proceso y se inundan los canales de distribución. Algo que hemos analizado y discutido alguna que otra vez

Se mezclan en este debate la incertidumbre sobre cómo vamos a lidiar con enormes cantidades de información y contenidos (cómo se filtra, de quién nos fiamos, hacia donde irán las plataformas y creadores actuales), una especie de necesidad de que creatividad y arte sigan siendo exclusivamente humanos, la visión negativa del futuro (acusada generacionalmente con el cambio climático) y un pánico moral con la inteligencia artificial reforzado por el conservadurismo vital que se refleja en el rechazo institivo del cambio tecnológico y su efecto social cuando sucede pasados tus 30 años.

Imágenes: Antonio Ortiz con Midjourney

Related Articles

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Back to top button