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Compañías en la nube

IMAGE: DALL·E

La influyente compañía de capital riesgo norteamericana Andreessen Horowitz, conocida habitualmente como a16z, y con sede en Menlo Park, California, acaba de anunciar en una entrada en su blog corporativo de uno de sus fundadores, Ben Horowitz, sus intenciones de «trasladarse a la nube».

El titular de la nota podría parecer muy poco sorprendente: miles de compañías «están en la nube», en el sentido de que sus sistemas de computación, su espacio de almacenamiento, etc. están albergados en proveedores de cloud computing que les permiten optimizar sus costes y conseguir que los problemas de hardware dejen de ser sus problemas y lo sean únicamente de su proveedor. El cloud computing lleva ya muchos años sin ser una novedad.

Sin embargo, lo que a16z anuncia no es un simple movimiento de sus sistemas a la nube, algo que habían hecho, en realidad, desde hacía muchos años, sino algo bastante más profundo: que la sede de la compañía pasa a estar en la nube, y que abrirán oficinas en diversos lugares del mundo para proveer de soporte e infraestructuras adecuadas las actividades de sus distintos socios y equipos. Además de las oficinas que la compañía ya tenía en Menlo Park y San Francisco, han anunciado la apertura de sedes en Miami Beach, Nueva York y Santa Monica, con el fin de configurar la capacidad de la compañía para reunirse físicamente en distintos lugares de manera muy rápida y operativa.

Lógicamente, la configuración de esas oficinas es muy distinta a la de una oficina habitual, porque se trata no de ofrecer un lugar para que un trabajador se siente durante ocho horas al día, sino de que pueda utilizar un espacio para una actividad presencial esporádica, para una reunión, una presentación o algún otro tipo de evento que resulte más operativo llevar a cabo en persona. Sin embargo, el trabajo habitual, del día a día, pasa a estar centrado en la nube, como resultado de un proceso de aprendizaje llevado a cabo durante la pandemia que ha conseguido probar que administrar una empresa de tecnología de forma remota es algo que funciona bastante bien. Según la compañía, el resultado no es perfecto, pero sí prueba que solucionar los problemas culturales asociados con el trabajo remoto resulta ser mucho más sencillo que arreglar los problemas de satisfacción de los empleados que provienen de obligar a todos a estar físicamente en la oficina cinco días a la semana.

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El resultado, según a16z, es que casi todas las empresas de tecnología se han movido a un enfoque de trabajo remoto o híbrido y este cambio está debilitando profundamente el efecto de red de Silicon Valley, el sitio al que antes era prácticamente imprescindible trasladarse si se quería acceder a capital intelectual, financiación y otros recursos. Esto está haciendo que la propia ciudad de San Francisco mantenga ratios del 24.2% de oficinas vacantes en el segundo trimestre del año, crecientes con respecto al 23.8% del trimestre anterior, y que los comercios de zonas que dependen de los trabajadores de esos edificios tengan problemas crecientes de viabilidad. El desplazamiento de los trabajadores de la industria tecnológica también ha hecho que zonas consideradas como típicas para una segunda residencia de vacaciones como Lake Tahoe, a más de trescientos kilómetros de distancia, hayan visto ahora sus mercados inmobiliarios completamente alterados y con precios radicalmente disparados por la demanda de unos trabajadores que aspiran a casas grandes, con terreno, piscina y espacio suficiente para montarse una oficina personal, y que no se desplazan de forma habitual al centro de la ciudad.

En otra nota, a16z afirma que «la compañía del futuro es global por defecto«, y menciona los casos de empresas creadas recientemente que no están necesariamente vinculadas a la ciudad o al lugar en el que vive su fundador o fundadores, sino que comienzan desde el primer momento a contratar trabajadores independientemente de su lugar de residencia, en distintas ciudades o países del mundo. El artículo, muy interesante, revisa las necesidades de software y herramientas de este tipo de compañías en las que el fundador no tiene por qué conocer físicamente a sus empleados pero puede tener mucha relación habitual con ellos, y puede mantener una operatividad perfectamente funcional a pesar de no reunirse físicamente con ellos más que de manera extraordinaria.

La entrada me recuerda poderosamente algunas conversaciones que he mantenido de forma habitual con Phil Libin, que tras muchos años de actividad en Silicon Valley, tomó la decisión durante la pandemia de crear su nueva compañía, mmhmm, de manera completamente distribuida, y de hecho, se mudó el mismo con su familia a Arkansas: las personas que ha ido contratando desde entonces trabajan en prácticamente cualquier parte del mundo, han adoptado metodologías que les permiten ser perfectamente operativos y eficientes sin estar físicamente juntos en un edificio, y consigue gracias a ello un mejor acceso a talento y una satisfacción de sus empleados mucho mayor.

Obviamente, no todas las compañías pueden, por su actividad, llevar a cabo este tipo de ideas. Pero no tengo la menor duda de que será un modelo que vamos a ir viendo más y más a lo largo del tiempo, y que probará su eficiencia o su superioridad a medida que vaya rodándose cada vez más.

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