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¿Hay una burbuja de las tecnológicas?

IMAGE: Sergei Tokmakov - Pixabay

Francisca Domínguez, de ComputerWorld, me llamó por teléfono para hablar sobre la reciente evolución en bolsa de las big tech, la fuerte penalización a la que estaban siendo sometidas por el mercado, y la posibilidad de que estuviésemos de nuevo ante una burbuja tecnológica similar a la que vivimos a principios de este siglo. Hoy ha publicado una noticia titulada «¿Es el fin de la fiebre del oro de las tecnológicas?» (pdf), en la que recoge algunos de los temas que comentamos.

Básicamente, mi opinión sobre el tema es que las big tech se han beneficiado de una larga época de ausencia de regulación, en parte por la tradición norteamericana tendente a una fuerte desregulación desde la administración Reagan, y en parte porque, sencillamente, nadie sabía como regular un fenómeno y un crecimiento semejante. Como resultado de ello, hemos vivido el crecimiento de auténticos imperios empresariales que, de hecho, se han situado entre las compañías más valiosas del mundo, en muchos casos sobre premisas completamente sin sentido pero que, en el momento, nos parecían razonables.

¿Qué ocurre ahora? En general, problemas de crecimiento aparte, vivimos el final de la época del «todo vale». Primero Europa, y después Estados Unidos y – con evidentes matizaciones – China, ha ido abrazando la necesidad de regular a las grandes tecnológicas, en parte para evitar que se conviertan en enormes monopolios poderosísimos y terminen dando la razón a muchos escritores de distopías de ciencia-ficción, y en parte por tratar de generar entornos que protejan mejor a los ciudadanos frente a una voracidad brutal que los condenaba a ser poco menos que materia prima que muchas de esas compañías comercializaban sin prácticamente ningún tipo de restricción. En algunos casos, como el de Facebook (ahora Meta), la crisis llega por una saturación de mercado combinada con un hartazgo del modelo. En otros, como el de Netflix, llega como consecuencia de señales que parecen indicar una saturación que no necesariamente se ha producido o como una forma de recordar a la compañía que necesita seguir manteniendo su carácter disruptivo con respecto a los nuevos entrantes en el negocio del streaming, pero hablamos de algunas de las caídas más grandes de la historia del mercado, que no es decir poco.

¿Qué va a ocurrir ahora? Una crisis como la del 2000 es, en principio, muy poco probable: las que en el 2000 eran frágiles compañías con modelos de negocio incipientes y muy poco probados, ahora son enormes imperios empresariales con muchísimas reservas de cash y la capacidad de reinventarse – dentro de unos límites – teniendo muchísimos más grados de libertad que cualquier otra compañía en una situación de crisis. Veremos cada vez más señales de esto: compañías tecnológicas pivotando hacia modelos más conscientes de las limitaciones que va imponiendo la regulación, tratando de reformularse para cumplir con las nuevas restricciones, o interrumpiendo trayectorias – o incluso deshaciendo adquisiciones – para evitar ser objeto de sanciones o de castigos bursátiles.

En algunos sentidos, es tiempo de oportunidades y de reinvención, en muchos casos con personajes diferentes a los que protagonizaron la fase anterior. En otros, veremos catástrofes y caídas importantes. Pero dudo que, de un modo general, la actual crisis de las big tech llegue a parecerse a los que fue el dot-com crash del 2000: aquello fue un cuestionamiento del modelo que el tiempo demostró posteriormente que era falaz, la vieja economía pretendiendo que «aquello de internet» era algo extravagante y sin sentido. Hoy, el valor generado por la tecnología y por la red está completamente fuera de toda duda, y simplemente están en discusión algunas de las reglas del juego.

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