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La progresiva digitalización del fútbol

IMAGE: Alexander Fox - Pixabay

La FIFA anuncia la incorporación de una nueva metodología para la determinación rápida de los fueras de juego durante el mundial de Qatar, basada en la incorporación de un sensor al balón y en el seguimiento de veintinueve puntos en el cuerpo de cada jugador, que serán seguidos cincuenta veces por segundo mediante una serie de doce cámaras y por un algoritmo que determinará su posición relativa sobre el campo.

La tecnología se define como semi-automática: sustituye al actual trazado manual de líneas en la sala VOR, que resultaba laborioso y, por tanto, suponía un retraso muy molesto en el desarrollo del juego. Se une a otra serie de tecnologías, como el propio VAR o el «ojo de halcón» en las líneas de gol, que permiten determinaciones menos arbitrarias, o basadas en la posición no siempre óptima de un determinado asistente.

El sensor en el balón es una unidad de medición inercial o IMU situada en su interior que transmite su localización sobre el campo quinientas veces por segundo. Los datos que generan, unidos a la transmisión en tiempo real de las posiciones de los jugadores determinadas por los veintinueve puntos en cada uno, permitirán, según la organización, no solo reducir el tiempo necesario para la toma de la decisión desde los aproximadamente setenta segundos actuales – en ocasiones bastante más – hasta los veinticinco, sino también generar diagramas que podrán ser mostrados en la pantalla en tiempo real.

La incorporación de tecnologías digitales al deporte profesional es un factor cada vez más importante y significativo en la evolución de las disciplinas. Por un lado, permite reducir el componente de error humano o de arbitrariedad en las decisiones, que en muchos casos generaba susceptibilidades y sospechas de «mano negra» que, a lo largo de la historia de algunos deportes, han estado desgraciadamente justificadas en no pocas ocasiones. Por otro, proporciona una gran cantidad de datos y metadatos con respecto a la práctica del deporte, lo que permite analíticas mucho más completas a entrenadores y preparadores físicos. Muchas de estas estadísticas cada vez más enriquecidas son utilizadas, de hecho, de manera cada vez más habitual para justificar incorporaciones de jugadores o decisiones de alineación. Por otro lado, permite también alimentar a los seguidores del deporte con estadísticas mucho más ricas e interesantes, en muchos casos ofrecidas en tiempo real sobre las propias imágenes de la competición.

La organización insiste en que el uso de la tecnología sigue siendo como asistencia a las decisiones de los árbitros y profesionales implicados, lo cual, desde mi punto de vista, supone un punto de vista completa e injustificablemente retrógrado en ese sentido. Tras un punto en el que el uso de la tecnología haya sido probado y su fiabilidad evaluada de manera adecuada, lo lógico no es seguir utilizándola como soporte a la toma de decisiones de un humano que puede perfectamente equivocarse o hipotéticamente ser manipulado de manera arbitraria, sino poner los puntos de decisión allá donde puedan tener mayor fiabilidad. Pero para eso habría que asumir que la FIFA está interesada en que el fútbol sea completamente transparente y libre de cualquier manipulación, algo que en el caso de esta organización y de las noticias y escándalos que ha generado a lo largo de su historia… seguramente sea demasiado suponer.

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