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Amazon: no es nada fácil ser verde…

IMAGE: Enokson on Flickr (CC BY-NC-ND)

Una de las organizaciones certificadoras más prestigiosas del mundo y refrendada por Naciones Unidas, Science Based Targets initiative (SBTi), encargada de validar los planes de reducción de emisiones corporativos, acaba de anunciar que retira a Amazon de su lista de compañías que se comprometen a tomar acción con respecto a los objetivos climáticos, tras comprobar que la compañía no ha sido capaz de poner en marcha una reducción creíble de sus emisiones.

Desde que Amazon, en 2019, anunció en su Climate Pledge que eliminaría o compensaría la totalidad de sus emisiones en el año 2040, la compañía ha incrementado esas emisiones en nada menos que un 40%, reflejando las enormes dificultades que supone descarbonizar una actividad como el comercio electrónico y la logística. La compañía está intentando electrificar las furgonetas que utiliza para el transporte de mercancías y de eliminar los combustibles fósiles de sus fuentes de energía, pero sus enormes dimensiones hacen que choque, por ejemplo, con algo tan sencillo como la capacidad de fabricación de furgonetas eléctricas, o de suministro de energía certificada como verde.

El único año en el que Amazon rebajó sus emisiones fue el 2022, y fue simplemente debido a una desaceleración de su actividad. Visto así, lo que SBTi hace es rebajar las iniciativas de Amazon prácticamente a la categoría de greenwashing, y unir su nombre al de otras ciento veinte compañías que han sido, de un total de 5,700 que han publicado y auditado sus objetivos, despojadas de su credibilidad en lo referente a sus compromisos medioambientales.

¿Cuál es el problema de que llegue una organización como SBTi y te saque de su lista? Simplemente, que se trata de una de las organizaciones más influyentes entre las que utilizan las compañías para certificar sus inversiones con criterios ESG (de gobernanza ambiental, social y corporativa), lo que implica que, dado que Amazon deja de contar en ese importante epígrafe, podría encontrarse con la retirada de muchos inversores. Simplemente BlackRock, la mayor gestora de activos del mundo y que expresó hace ya tiempo sus intenciones de retirar sus inversiones de compañías que no tuvieran unas directrices medioambientales claras, tiene una importante posición en Amazon, y el conjunto de gestoras de fondos ESG localizados en la Unión Europea posee en torno al 2% de las acciones de Amazon en circulación. Aunque una desinversión masiva no parezca probable, sí que puede ser razonable esperar presiones bajistas en el precio de la acción.

No, decididamente, descarbonizarse no es nada sencillo. Pero si anuncias que vas a hacerlo y que pretendes convertirlo en una prioridad, deberías cómo mínimo ser capaz de estabilizar tus emisiones o de reducirlas algo, aunque sea a un ritmo más lento del que permitiría cumplir tus objetivos. Lo que no tiene sentido es que esas emisiones se eleven en un 40%, porque eso te deja simplemente como un mentiroso, como alguien que claramente antepone cualquier otra prioridad a sus objetivos medioambientales. Y las mentiras en ese ámbito, aunque a buena parte de la sociedad desgraciadamente le resulten completamente indiferentes, se van a pagar cada vez más caras…

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