algorithmemailfiltersGeneralgmailspam

El block es el nuevo enviar a spam

IMAGE: E. Dans

Hace algún tiempo, comencé a utilizar la opción de bloquear correos electrónicos antes de la de «marcar como spam» en la gestión de mi correo. Ahora mismo cuento con una lista de bloqueo larguísima con varios cientos de cuentas… pero mis problemas con el spam se han reducido una verdadera barbaridad.

Empecemos por el principio: desde el año 2004, gestiono mi correo electrónico con Gmail, y lo hago, además, en la página web, sin utilizar ningún tipo de gestor como tal, con la excepción del smartphone, en el que utilizo la app de Gmail. Utilizar aplicaciones como Outlook cuando estaba en el mundo PC o Mail desde que me pasé a Mac llegó a ser una tentación en algunos momentos, pero hace mucho tiempo que ni me lo planteo. En mi archivo de Gmail puedo localizar correos de hace tiempo inmemorial: salvo cosas absolutamente absurdas, nunca borro nada: soy el auténtico Diógenes digital. Y en ese contexto, sinceramente, me parece que Gmail gestiona el spam verdaderamente bien, y mis problemas son mucho más de personas que me ponen ellos mismos en una lista porque estiman que debo recibir sus correos, que de spam como generalmente lo conocemos. Ni príncipes nigerianos, ni ofertas para alargarme nada, ni ofertas para hacerme rico en dos días, ni nada parecido. Todo eso hace mucho que se va solito a la carpeta correspondiente, que borro todos los días tras un proceso de revisión muy ligero y en diagonal. Muy pocas veces se me va algo a spam que no debería estar ahí.

El «marcar como spam» de Gmail es un algoritmo social. Cuando lo utilizas, no solo envías el correo correspondiente a la carpeta de spam, sino que además, envías una copia a Google para que lo procese y vea si otros usuarios también lo han marcado como tal. Eso convierte el algoritmo en bastante eficiente, aunque en muchas ocasiones, el efecto no se vea de manera inmediata. En no pocas ocasiones me he encontrado enviando correos del mismo remitente a spam durante semanas o meses, sin conseguir que se fuesen automáticamente allí. Desde que empecé a utilizar la opción de bloquear, el efecto es inmediato.

La opción de bloquear a un remitente no es social: es tuya. Eres tú quien construye y gestiona tu propia lista de correos bloqueados, que por supuesto, puedes consultar en cualquier momento o rectificar si has marcado a alguien sin querer o simplemente porque tenías un mal día. Por eso, tras bloquear, reporto también en muchas ocasiones como spam, para reforzar así el efecto del filtro social. Pero de cara a todas esas personas, probablemente bienintencionadas, que te incluyen en una lista de correo sin preguntarte y que no ofrecen forma de salirse de ella, el bloqueo es ideal. También para quienes te envías correo, pero en lugar de darte un enlace para hacer clic y salirte de la lista, pretenden que seas tú el que pierda el tiempo escribiéndoles un mensaje a una dirección determinada (que además generalmente no atienden) para darte de baja. En muchos sentidos, el block se ha convertido en el nuevo «enviar a spam«, y proporciona no solo una acción más inmediata y garantizada, sino también una sensación de alivio y de acción de defensa mucho más gratificante.

¿Bloqueáis, como yo, cada vez más cuentas de correo, o es que me estoy volviendo un sociópata peligroso?

Related Articles

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Back to top button