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Trabajando… ¿desde dónde?

IMAGE: Mediamodifier - Pixabay (CC0)

Es la gran pregunta de la post-pandemia: cómo y desde dónde vamos a trabajar cuando todo esto se acabe. Y en algunos entornos, como el área de San Francisco, parece estar resolviéndose a gran velocidad: una gran cantidad de trabajadores que vivían en la bahía con precios irracionalmente elevados han hecho las maletas y se han ido a colonizar zonas razonablemente cercanas (unos 300km) pero más agradables como Lake Tahoe, que ha experimentado un rápido proceso de gentrificación y ha visto los precios de sus propiedades elevarse muchísimo y a los agentes de la propiedad inmobiliaria de la zona hacerse literalmente de oro.

Es el fenómeno de las Zoom towns, del que habíamos hablado ya anteriormente: trabajadores a los que sus compañías, muchas de ellas tecnológicas, ofrecen la posibilidad de seguir trabajando en remoto, o que entienden que en lo sucesivo, podrán trabajar desde sus casas la mayor parte del tiempo, con visitas ocasionales a la oficina. Toda una categoría de relación laboral que emerge tras una pandemia que ha permitido tanto a trabajadores como a compañías comprobar que muchos trabajos podían llevarse a cabo desde cualquier lugar sin que la productividad se resintiese, absorbiendo la fricción correspondiente a los ineficientes desplazamientos y horarios fijos, y obteniendo a cambio empleados más motivados y satisfechos. Obviamente, no todas las categorías de trabajos entran en esta posibilidad, pero sí muchos de ellos, lo que ofrece muchas opciones a la optimización.

El gobierno autónomo de Canarias se apunta al mismo fenómeno, y hace una llamada a unas treinta mil personas con esa capacidad de trabajar desde donde estimen oportuno para que opten por vivir en las islas y logren levantar una economía que ha sufrido enormemente por la caída del turismo durante la pandemia, un turismo del que dependía claramente en exceso, hasta un 35% de sus ingresos y un 40% del empleo. La propuesta de valor de las islas no puede ser más clara: un clima literalmente paradisíaco, una naturaleza desbordante, buena conectividad a buen precio, un coste de vida razonablemente barato, y un entorno absolutamente seguro y agradable de país civilizado con buenas prestaciones sanitarias.

Se calcula que, hasta el momento, unos ocho mil teletrabajadores han respondido a la llamada del gobierno canario. ¿Hasta qué punto vamos a ver propuestas de este tipo florecer en la post-pandemia? ¿Cuál es la posibilidad real de que la pandemia haya dado lugar a toda una clase de trabajadores capaces de optar a situaciones de este tipo? Una encuesta reciente de McKinsey afirma que muchas compañías no han mostrado aún claridad sobre sus decisiones futuras en este sentido, y que esa situación de incertidumbre genera ansiedad, considerando sobre todo que una gran mayoría de esos trabajadores verían con buenos ojos condiciones de trabajo más flexibles. Otros afirman incluso que prefieren hacer frente a un recorte de salario que volver a trabajar desde la oficina.

¿Va a hacer realidad la post-pandemia el sueño de muchos trabajadores de irse a vivir al sitio de sus sueños sin perder su trabajo, y manteniendo el nivel de productividad que demostraron durante la pandemia? ¿Qué aspecto tendría una economía en la que predominase el trabajo desde casa? ¿Es realista pensar en un escenario de ese tipo? Un 30% de trabajadores afirma que si su compañía pretende obligarlos a volver a las condiciones de trabajo de antes de la pandemia, optarán por buscar trabajos que les permitan más flexibilidad en sus condiciones, algo que podría modificar en gran medida el mapa del talento y dejar a muchas compañías en situación de fuertes pérdidas de competitividad, al quedarse progresivamente con los trabajadores que tienen menos valor en el mercado.

Según un estudio de la Comisión Europea, un 37% de trabajos en el continente pueden ser llevados a cabo en régimen remoto, con variaciones que van desde el 27% de Rumanía al 54% de Luxemburgo, pasando por el 34% de España. Esto daría lugar a un nuevo digital divide, a una nueva clase social capaz de trabajar desde cualquier sitio y de escoger su lugar de residencia en función de criterios muy distintos a los que tenían antes de la pandemia, generalmente gobernados por la proximidad al lugar de trabajo. Para muchos territorios, una enorme oportunidad, que algunos intentan ya empezar a capitalizar.

Lógicamente, no es lo mismo estar de vacaciones en un sitio que irse a trabajar a él, y la idea de trabajar desde el lugar de tus sueños no tiene necesariamente que parecerse a aquellos días que pasaste allí. Pero seguramente sí puede ofrecerte posibilidades que, antes de la pandemia, no podías ni plantearte.

Por si acaso, vete pensando en ello.


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