Las perspectivas de la evolución del mercado del automóvil, con Tesla como líder absoluto pese a todos los que decían que perdería ese liderazgo cuando las marcas tradicionales se pusieran a fabricar vehículos eléctricos, apuntan cada vez más a una fuerte transición tecnológica que va a dejar a los vehículos de combustión interna como un auténtico símbolo de tiempos pasados.
El mercado chino, el más importante del mundo y con una penetración del vehículo eléctrico que alcanza ya el 30%, refleja una de las tendencias más importantes en ese sentido: la cada vez más fuerte depreciación de los vehículos de combustión interna. Las nuevas reglas de emisiones que entran en vigor en julio van a convertir el enorme remanente que los concesionarios tienen en su ya de por sí elevado inventario post-covid en completamente invendibles, pero los usuarios, a pesar de las rebajas cada vez más agresivas, siguen sin comprar. La mayor agresividad de las compañías automovilísticas chinas en la transición al vehículo eléctrico, con líderes como BYD escalando cada vez más puestos, hace que los consumidores chinos tengan cada vez menos interés en hacerse con vehículos de combustión interna, aunque sea a precio de saldo.
Los factores que influyen en esta transición son evidentes: por un lado, las normas de emisiones, que tienen que ir entrando en vigor aplicadas a la venta de vehículos nuevos pero que también, en algún momento, comenzarán a aplicarse a los vehículos en circulación a través de las inspecciones técnicas de vehículos. Por otro, la disponibilidad cada vez mayor de vehículos eléctricos cada vez más baratos, con Tesla preparándose para atacar el único segmento que aún no ha conquistado, pero con marcas como Volkswagen mostrando grandes ambiciones en ese sentido con su ID.2, y numerosas marcas chinas preparándose para lanzarse al mercado occidental. Con el litio cada vez más barato y abundante, y con motores y con baterías cada vez más baratas y eficientes, se calcula que los costes de producción de un vehículo eléctrico serán más baratos que los de uno de combustión en el año 2027, y eso sin contar con las enormes economías de escala en fabricación que obtienen compañías como Tesla.
Pero es que, además, el coste total de propiedad de los vehículos eléctricos es tan bajo en relación con el de sus equivalentes de combustión, que cada vez son más los usuarios que los ven como una opción más atractiva. Con evidencias cada vez más claras de que todo aquello que se decía de los vehículos eléctricos eran mentiras interesadas y jamás corroboradas por la realidad – que «no servían para viajar», que «se estropeaban las baterías», que «contaminaban más» o que tenían «averías carísimas» – los vehículos eléctricos están dando lugar a la que va a ser una de las transiciones tecnológicas más importantes de la historia de la humanidad. En no mucho tiempo, los automóviles que hacían ruido, que echaban humo o que había que gastarse cientos o miles de euros en revisar todos los años serán ya cosa del pasado. Y ya iba siendo hora.
