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El vehículo eléctrico y sus previsiones

IMAGE: E. Dans (CC BY)

Las ventas de automóviles en el mes de marzo en España, uno de los mercados más refractarios a la descarbonización de Europa, muestran el indudable avance de los vehículos 100% eléctricos, única motorización cuyas cifras suben, un total de un 54%, y pasan a superar el 5% de las ventas totales. Las ventas de vehículos de gasolina descienden un -41% con respecto al mismo mes del año anterior y los diesel lo hacen en un -44%, cifras reseñables por tratarse el año pasado ya de por sí de un mal periodo afectado por la pandemia.

Es también notorio el descenso de los vehículos híbridos (HEV), de un -13%, y de los híbridos enchufables (PHEV), -6%, en el contexto de un importante retroceso a nivel mundial. La gran mentira que las compañías de automoción tradicionales quisieron vender al mercado empieza a ser vista cada vez más como tal.

¿A qué se debe la caída cada vez mayor de las ventas de automóviles con motor de combustión y el ascenso de las de eléctricos? Algunos pueden tener la tentación de atribuir esas caídas a los problemas de abastecimiento de los microchips obsoletos y con poco margen que utilizan la mayoría de las compañías tradicionales, pero la realidad es que eso afecta a algunas marcas como Volkswagen que se han visto obligadas a cerrar fábricas y que de hecho ya han planificado la eliminación de docenas de modelos de combustión para enfocarse en vehículos eléctricos y de más margen, pero no es la razón fundamental.

La causa principal del cada vez mayor cambio en las preferencias del mercado no es la falta de oferta derivada del chipaggedon, sino algo mucho más interesante: el conocido como efecto Osborne, o le hecho de que muchos usuarios decidan cancelar o diferir la compra de un producto debido a las expectativas de obsolescencia del mismo. El efecto recibe su nombre de Osborne Computer Corporation, una compañía de ordenadores que quebró en el año 1983 debido al énfasis que hizo presentando su siguiente producto más potente, cuando aún tenía sus almacenes y sus canales de distribución llenos de ordenadores de la serie anterior.

En el caso de la automoción, el efecto Osborne lleva ya varios años siendo anticipado por varios analistas, y se empieza a reflejar en las ventas reales a medida que los consumidores van dejando de comprar los supuestos problemas de los automóviles eléctricos y van percibiéndolos de manera cada vez más evidente como un producto superior, con niveles de autonomía crecientes y cada vez menos importantes debido a la expansión de las redes de carga rápida, con prestaciones mucho más brillantes, y con un coste total de propiedad sensiblemente inferior debido a la mucho menor incidencia de averías y a sus escasas necesidades de mantenimiento.

El vehículo eléctrico, cuyo precio se resiste a bajar debido fundamentalmente a la elevada demanda que experimenta, es visto cada vez más como una buena inversión. Frente a unos vehículos de combustión que se deprecian de manera dramática de manera inmediata y que lo harán cada vez más a medida que las marcas vayan pasando a considerarlos menos prioritarios, los eléctricos ofrecen no solo el evidente ahorro que se produce al dejar de pasar por la gasolinera, sino además, ausencia de revisiones, menor desgaste y elevados precios de reventa.

No hay ningún tipo de discusión al respecto: la generación actual de vehículos eléctricos con baterías más grandes es muy superior a cualquier vehículo de combustión interna, y el mercado empieza, cada vez más, a refrendar esa idea. En algunos casos, como el de Noruega, lo hacen ya de manera aplastante y las ventas de vehículos de combustión se convierten en prácticamente testimoniales varios años antes de las previsiones de su gobierno. En otros, como Finlandia, se venden ya más vehículos eléctricos que de otros tipos, una tendencia cada vez más significativa en toda Europa. En el sur del continente, España e Italia, esa transición va más lenta, pero se empieza ya a insinuar si nos fijamos en los incrementos.

La mayor transición tecnológica de la historia está en camino. Es simplemente cuestión de tiempo.

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