attentionattention spanbrowserGeneralhabitsinternetInternet usage

Demasiadas pestañas abiertas…

IMAGE: TNW

Un interesante artículo en Fast Company, «The twisted psychology of browser tabs—and why we can’t get rid of them«, habla de la tendencia de muchos usuarios a mantener demasiadas pestañas abiertas en sus navegadores, en lo que claramente supone un modelo de mala organización de su atención y un drenaje de recursos para la memoria de sus máquinas. Como profesor que tiene la oportunidad de asomarse con frecuencia a los ordenadores de sus alumnos, puedo constatar que el mal uso de las pestañas de los navegadores, lo que el artículo denomina como tab hoarding problem, una especie de síndrome de Diógenes aplicado al navegador, es como tal un hábito muy extendido.

¿Qué nos lleva a mantener una pestaña abierta? Sencillamente, que pensamos que contiene información que podemos necesitar, y la sensación de que cerrarla supone perder esa información. En muchas ocasiones, esa sensación se complica con, por ejemplo, hábitos de procrastinación que nos llevan a pensar que más tarde encontraremos tiempo para leer el contenido de una pestaña, o con tareas que posponemos por la razón que sea, haciendo que terminemos con un número de pestañas en el navegador que, en ocasiones, supera las varias decenas. Si además utilizamos varios navegadores o varias ventanas abiertas, el problema, obviamente, se magnifica, y podemos terminar con una cantidad de pestañas abiertas simplemente inmanejable.

Mantener rutinariamente demasiadas pestañas abiertas en el navegados es un mal hábito, y sobre todo, es ineficiente, aunque a muchos les parezca perfectamente normal. La mayoría de los artículos que he leído al respecto animan a abandonar el uso rutinario de las pestañas del navegador como forma de mejorar la productividad. Y sin embargo, tras muchos años de experiencia y, posiblemente, por una personalidad seguramente bastante próxima a lo obsesivo-compulsivo, nunca he tenido ningún problema con ello, así que voy a compartir, por si a alguien le sirven para algo, algunas de las normas básicas que utilizo para evitar la superpoblación de pestañas y mantener buenos hábitos en el uso de la web:

  1. El sitio para una información que podemos necesitar más adelante y que no queremos perder no es una pestaña: es un repositorio de contenidos. El mío es Refind, que además me añade una función de recomendación algorítmica que me encanta y de la que he hablado en otras ocasiones, pero hay muchos más: Pocket, Evernote, Pinboard, Pinterest, etc. Si guardas pestañas a menudo y pasas a instalar en tu navegador un botón para uno de estos repositorios, comprobarás inmediatamente que la alternativa de usar su función de búsqueda es muy superior a la de andar buscando entre decenas de pestañas cuál es la que querías recuperar.
  2. Fija las pestañas que realmente necesitas en todo momento: yo mantengo siete pestañas abiertas en todo momento, y las dejo fijadas. En mi caso son páginas como Feedly, Analytics, mi página, mi página en WordPress, Gmail, Calendar y Twitter, pero eso, lógicamente, variará muchísimo entre usuario y usuario. Las pestañas fijadas no se cierran nunca, y tiendes a necesitarlas cada muy poco tiempo.
  3. Usa las pestañas de navegador como «gestores de proyecto». Una pestaña abierta es para leerla en el momento o para pasarla al repositorio, pero si durante un rato trabajo con una serie de pestañas que corresponden a un mismo proyecto (que si paso al repositorio se mezclarían con muchas otras), y ese proyecto lo voy a cerrar en cosa de un día o dos como mucho, abro ventana nueva, paso a ella esas pestañas y la minimizo. Es lo que me ocurre, por ejemplo, cuando estoy documentando enlaces para un artículo que aún no me he puesto a escribir. Pero esa situación solo debe durar uno o dos días hasta que termino ese proyecto, y ver más de una ventana abierta en el navegador me agobia, así que trato de cerrarla lo antes que puedo.
  4. Si una pestaña no es ninguna de las permanentes (y por tanto estaría fijada), no forma parte de un proyecto (que estaría en otra ventana y minimizada), y no la estás leyendo o utilizando en ese momento, no tiene ningún sentido que esté abierta y consumiendo memoria. Pásala a tu repositorio, ciérrala, y ya la sacarás de ahí cuando tengas tiempo de leerla o utilizarla. En tu repositorio ya puedes hacer las clasificaciones, agrupaciones o etiquetas que consideres necesarias, y deberías tener un motor de búsqueda interno que te permita encontrarla cuando la necesites. Si tu repositorio se hipertrofia y terminas teniendo miles de cosas guardadas, no te preocupes: para eso está: yo tengo en él todos los artículos que he considerado interesantes desde hace muchos años, y no pasa nada. Visto así, dejar pestañas abiertas que no estés utilizando en ese momento o vayas a utilizar en breve es simplemente absurdo.
  5. Favoritos (bookmarks): olvídalos. Como mucho, cinco o seis que utilices rutinariamente, y que puedas visualizar en la barra de favoritos, para que aparezcan únicamente cuando abras una pestaña nueva. Mantener la barra de favoritos abierta todo el tiempo es una forma absurda de desperdiciar medio centímetro de pantalla, y tener un montón de ventanas en favoritos es otra forma de demostrar que no has entendido lo que aporta el uso de un repositorio. En realidad, los favoritos no deberían ni de ser necesarios: si los gestionas bien, cada vez que teclees su primera letra, el navegador debería proponerte su dirección completa automáticamente. Si no es así, no tiene sentido tener esa página en favoritos, envíala al repositorio.

Por mucho que nuestros ordenadores, en general, tiendan a tener mucha más memoria de la que necesitamos habitualmente para la mayoría de tareas, acostúmbrate a tratarla como un recurso escaso, como algo precioso. Aunque no sea necesario, yo tiendo a cerrar cada poco tiempo todo aquello que no estoy utilizando, tanto en mi ordenador como en mi smartphone, y aunque algunos fabricantes de dispositivos digan que no es necesario hacerlo, creo que es una buena práctica.

Con la memoria y con las pestañas del navegador, ya sabes: menos es más.


Related Articles

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Back to top button