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Skype como sombra del pasado…

IMAGE: Microsoft

Un muy buen artículo y reportaje de CNBC explora la historia de Skype, hoy prácticamente convertido en un espectro del pasado a pesar de mantener unos cuarenta millones de usuarios nostálgicos en todo el mundo.

Cuando se cumplen veinte años de su lanzamiento, Skype sigue el patrón que todos los que escribimos habitualmente sobre tecnología conocemos bien, y que se refleja en el número de veces que escribimos sobre el producto, que responde a una distribución de frecuencia claramente decreciente.

Algo triste para un producto que, en el momento de su lanzamiento, fue una auténtica revolución: hace veinte años, ofrecer una alternativa para las llamadas telefónicas completamente gratuita cuando se hacía entre usuarios de Skype, y sensiblemente más barata cuando se utilizaba (SkypeOut) para llamar a un teléfono convencional era algo impresionante, que de hecho llevó a muchas compañías de telecomunicaciones a intentar prohibirla y las hizo despertar al concepto de «over the top«, que tantos quebraderos de cabeza les han generado desde entonces.

En el momento de su lanzamiento, Skype era simplemente eso, un servicio de voz… y eso no era poco. Con el incremento progresivo del ancho de banda en la red, se convirtió en un servicio de videoconferencia, pero tuvo un problema: las sucesivas adquisiciones por parte de eBay, primero, y de Microsoft después, la convirtieron en un producto que nunca tuvo el nivel de atención adecuado, el que realmente necesitaba para mantener la posición que había alcanzado como pionero.

Skype, en todos los sentidos, es la triste historia de una ventaja del pionero desperdiciada por decisiones directivas: una Meg Whitman que esperaba tras su adquisición unas supuestas sinergias de Skype con eBay que jamás se materializaron, un John Donahoe que se empeñó en sacarse la compañía de encima y terminó vendiéndola a Silver Lake, y una venta a una Microsoft en aquel momento regida por el que seguramente haya sido el peor directivo de la historia de la tecnología, que por supuesto, no supo qué hacer con ella y la dejó morir. Lo de Steve Ballmer es fácil de entender con solo pintar el gráfico de la evolución de las acciones de Microsoft: el ascenso en su valoración que la compañía vivió hasta el 2000 con Bill Gates, el período plano y anodino por el que pasó con Ballmer entre 2000 y 2014, y el ascenso a partir de ese año con Satya Nadella. Para que digan que los CEOs no son importantes…

Con Ballmer, Microsoft se convirtió, como afirman en el reportaje, en el lugar al que las marcas de consumo iban a morir. El resultado fue muy claro: no solo Skype se convirtió en un producto anticuado que dejó el sitio abonado para que compañías como WhatsApp lo colonizasen, sino que ni siquiera fue capaz de aprovechar la oportunidad de una pandemia que dio un enorme protagonismo a la videoconferencia, para beneficio de una Zoom que sí estaba ahí, y mientras Microsoft trataba desesperadamente de situar a Teams en competencia con la propia Skype, en una nueva demostración de síndrome de «no inventado aquí«. Realmente, poco ha aportado Microsoft a Skype a lo largo del tiempo, quitando alguna que otra integración puntual.

Aún hoy, cuando un medio o una persona me pide una videoconferencia utilizando Skype, me supone un inconveniente y me da una pereza enorme, y procuro, si es posible, convencerlos para que usen Zoom, que no me da ni un ruido. Teams no me disgusta y obviamente tiene una amplia difusión en el mundo corporativo, pero aún así, Zoom me sigue resultando no solo más cómodo, sino que percibo que gestiona mejor el ancho de banda. De Skype, en la práctica, solo me acuerdo por la pesadez que supone, cada cierto tiempo, que te obliguen a entrar y hacer una llamada de un segundo para no perder los escasos veinte euros que tengo ahí. Una verdadera pena, sobre todo considerando lo que la compañía tuvo de innovadora y disruptiva en su momento, y en lo que se quedó tras su paso por las sucesivas adquisiciones. Claramente, el management no siempre añade valor: a veces, claramente, lo echa a perder.


This post is also available in English on my Medium page, «Whatever happened to Skype

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