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Los verdaderos crímenes contra la humanidad

IMAGE: Cummins logo

El logo de la compañía que aparece en la ilustración, Cummins, es posible que no te suene demasiado, pero es una de las empresas más irresponsables, deleznables e impresentables que conocerás.

Su división Cummins Engines se dedica a la fabricación de motores diesel para camionetas, fundamentalmente para el gigante de la automoción Stellantis, y entre los años 2013 y 2019 instaló dispositivos para falsear las métricas de emisiones de sus motores y lograr que pasaran las inspecciones mientras seguían emitiendo cantidades elevadísimas de óxidos de nitrógeno y otros contaminantes directamente responsables no solo de la emergencia climática, sino también de enfermedades respiratorias como el asma.

Ahora, como resultado de un acuerdo por infracciones de la Clean Air Act, la compañía deberá pagar una multa de 1,675 millones de dólares (su beneficio anual fue de 2.150 millones de dólares en 2022) y proceder a la eliminación del dispositivo y a la corrección de las emisiones de los más de 630,000 vehículos afectados de la marca RAM. Como se trata de un acuerdo extrajudicial, eso sirve para que Cummins pueda, en el colmo de la ironía, publicar una nota de prensa en la que mienten diciendo que «no se ha visto evidencia de que alguien haya actuado de mala fe y no admite haber actuado mal»… además de culpables, hipócritas hasta el límite.

Es una reedición más del dieselgate de Volkswagen, similar a otros de otras marcas como el de Renault, el de Toyota, el de Nissan, el de Opel, el de BMW, el de Fiat-Chrysler, o el recientemente descubierto de Mercedes-Benz: auténticos asesinos culpables de crímenes contra la humanidad cuyo destino no debería ser simplemente pagar una multa, por significativa que esta pueda llegar a ser, sino ingresar directamente en la cárcel, y preferentemente de por vida. Dedicar esfuerzos y tecnología en tu compañía no a reducir las emisiones contaminantes, sino a crear dispositivos para falsear las mediciones y poder seguir contaminando tranquilamente mientras engañas al regulador es algo tan absolutamente alucinante, que debería estar conceptualizado como un tipo especial de delito, y ser juzgado por tribunales internacionales. Ninguna multa es suficientemente ejemplarizante para una industria como esta, capaz de semejante barbaridad. Simplemente, soy incapaz de entender cómo directivos responsables de semejantes decisiones pueden seguir en sus puestos sin tener ni el más mínimo atisbo de arrepentimiento. Lo único suficientemente ejemplarizante sería cerrar la compañía de un día para otro y meter a los directivos responsables de esas decisiones en la cárcel.

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Cummins, una compañía más en una lista de la vergüenza que se hace cada vez más larga, y una muesca más en la culata del revólver de la asquerosa industria de la automoción, que después de la del petróleo es, sin duda, la mayor culpable del problema más importante que tiene la humanidad en este momento, la emergencia climática. Cada vez que veas sus consecuencias, sean enfermedades respiratorias, desastres climáticos, incendios, inundaciones o sequías prolongadas, ya sabes a quién se lo tienes que agradecer. Tienen cara y ojos.

Asco, mucho asco.

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