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El viento y sus perspectivas

IMAGE: E. Dans (CC BY)

La evidencia de que el viento generó una cantidad absolutamente récord de energía durante el pasado 2022, con incrementos sustantivos de la capacidad en prácticamente todos los países, y con las energías renovables tomando ya un papel importantísimo en la generación de energía a nivel mundial, es momento de atrapar la oportunidad de impulsar la implantación de aerogeneradores en cada vez más sitios.

La capacidad de generación eólica de Finlandia se incrementó en un impresionante 75% durante el 2022, y ha permitido a la industria atraer miles de millones en inversiones. La aprobación de nuevas instalaciones de aerogeneradores flotantes marinos en las costas de California, donde el relieve no permite anclarlas al fondo, atrae fuertes inversiones y promete una reedición de su histórica fiebre del oro.

Una pléyade de mejoras tecnológicas y de innovación en todos los sentidos está consiguiendo convertir la generación eólica en una auténtica estrella, y además, cada vez más seguras para la avifauna. Ideas como turbinas que se doblan como palmeras en los huracanes, o como aerogeneradores gigantes del tamaño de rascacielos de setenta plantas nos llevan a pensar cómo de grandes pueden realmente llegar a ser estas estructuras mientras siguen incrementando su eficiencia, y también cómo de extensos pueden llegar a ser los espacios dedicados a ellas: en China acaban de romper su récord y han planificado la granja eólica marina más grande del mundo, capaz de generar energía para trece millones de hogares, más electricidad que la que producen todas las plantas energéticas de Noruega juntas.

Una auténtica revolución eólica en la que falta todavía un detalle: la extensión de las infraestructuras de generación al nivel doméstico. Contrariamente a lo que ocurre con la energía solar, donde el desarrollo de nuevas plantas a escala industrial se acompaña con instalaciones a nivel doméstico que pueden llegar a representar, como ocurrió durante el pasado 2022, más capacidad instalada que las primeras, las instalaciones de energía eólica se corresponden prácticamente siempre con una explotación industrial por parte de compañías eléctricas, pero casi nadie se plantea poner un aerogenerador en su casa. Algo que podría cambiar gracias al desarrollo de tecnologías de nuevas turbinas pequeñas, silenciosas y lo suficientemente compactas como para ser instaladas en un tejado residencial. Una idea que puede complementar la eficiencia de muchas instalaciones domésticas en busca de soluciones para los momentos del año en los que las horas de sol y la intensidad de la radiación solar son menores.

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Con la tecnología en este punto, estamos en el momento de empujar la energía eólica todo lo que se pueda, dejando atrás quejas históricas como el impacto visual (muchísimo más bonito que el de una central de carbón o nuclear) o el supuesto ruido que provocan. Simplemente, cuestión de acostumbrarnos a considerar los aerogeneradores como parte del paisaje en un planeta que, gracias a ellos, será mucho más limpio. Una energía barata, limpia y con una capacidad de despliegue potencialmente enorme. Hay que ponerla en valor.


This post is also available in English on my Medium page, «The future of energy: the answer is blowing in the wind»

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