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Se adelanta el fin de los vehículos de combustión en California

IMAGE: Ruben de Rijcke (CC BY-SA)

El estado de California, el mercado de automoción más grande de los Estados Unidos y que suele influir fuertemente en la legislación de muchos otros, ha tomado la decisión de prohibir la venta de nuevos vehículos de gasolina o diesel a partir del año 2035, algo que el gobernador del estado define como «el fin del motor de combustión interna».

Dado que más de una docena de estados suelen seguir las decisiones que toma California en ese sentido, se calcula que el movimiento afectaría a más de un tercio del total del mercado estadounidense. Un cataclismo para el mercado y para la innovación, que provocaría seguramente que muchos usuarios dejasen de plantearse la adquisición de un vehículo de combustión interna en torno a cinco años antes, considerando la ya de por sí lenta evolución de este tipo de vehículos y la previsión de que las marcar dejen de invertir en un mercado forzosamente en declive.

Además, la norma marca objetivos intermedios de obligado cumplimiento: antes del año 2026, el 35% de los vehículos vendidos en el estado deberán ser de cero emisiones, un requerimiento que se elevará al 68% en el año 2030.

El transporte y el motor de combustión interna son una de las fuentes más importantes de emisiones en el planeta, y la decisión de uno de los mercados más influyentes del mundo se prevé que afecte fuertemente a la evolución del mercado de la automoción. El movimiento de California se superpone a la aprobación en el parlamento de la histórica Inflation Reduction Act, que prevé una serie de importantísimos cambios en el ámbito medioambiental que incluye la reducción de las emisiones a la mitad en el año 2030 y que muchos definen como un verdadero punto de inflexión para el país y un fortísimo incentivo para todas las tecnologías relacionadas con la descarbonización capaz de salvar miles de vidas.

Mientras, otros países siguen poniéndose – literalmente – las pilas, y no nos referimos ya únicamente al intrínsecamente vanguardista, pero pequeño, mercado noruego, con más de un 90% de vehículos eléctricos sobre el total de automóviles vendidos: China, el mayor mercado de automoción del mundo con tiene ya más de 3.5 millones de unidades de vehículos eléctricos circulando y ya se ha convertido en el mercado más importante y desarrollado del planeta para el vehículo eléctrico, con cientos de compañías dedicadas al tema y más de trescientos modelos diferentes disponibles en todas las gamas de precio. Y Arabia Saudí, un contendiente del que muchos esperaban muy pocos avances en este sentido, ha legislado que el 30% de los vehículos que circulan por su capital, Riyadh, deberán ser eléctricos antes de 2030, y está dando un fuerte avance a la fabricación de baterías.

Falta aún mucho, muchísimo por hacer de cara a los objetivos que necesitamos. Hay que no solo prohibir la venta de vehículos nuevos, sino también evitar que cualquier vehículo contaminante siga circulando, imponiendo objetivos cada vez más ambiciosos y retirando cada vez más vehículos contaminantes del parque mediante las inspecciones técnicas anuales obligatorias, además de seguir limitando progresivamente los lugares en los que pueden circular. Lo dicho, mucho por hacer. Pero al menos, parece que, al menos en el entorno del transporte y la automoción, podemos estar empezando a movernos en la dirección adecuada.

Cuando pruebas un vehículo eléctrico, lo tienes inmediatamente claro: todo lo que eche humo es tecnología obsoleta y sin ningún interés de cara al futuro. Si lo hubiésemos entendido así hace muchas décadas, cuando los vehículos de combustión comenzaron – desgraciadamente – a desplazar a los eléctricos, nos habríamos evitado muchos, muchísimos problemas.

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