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Las buenas noticias para Meta son malas noticias para todos

IMAGE: Oculus Quest 2

La app de Oculus VR, que los usuarios se descargan cuando han adquirido alguno de los visores de realidad virtual ofrecidos por la compañía, se ha convertido en la más popular en la App Store durante las fechas navideñas, lo que indica que la compañía ha experimentado un fuerte éxito de ventas y que muchos usuarios han aprovechado las compras navideñas para incorporarse a la realidad virtual.

Oculus, adquirida por Facebook en marzo de 2014, se ha convertido ya en una compañía no solo con un producto atractivo y líder en su segmento, sino también con una oferta sólida en opciones de entretenimiento y de otros tipos vinculada con él. El cambio de nombre de Facebook a Meta, además de una obvia maniobra de imagen para evitar la fortísima erosión que llevaba tiempo experimentando, supone un reenfoque del negocio hacia el llamado metaverso, en el que Oculus es una pieza fundamental.

El problema, obviamente, es que un metaverso dominado por Meta sería, en muchísimos sentidos, una auténtica pesadilla y una fuente enorme de problemas de cara al futuro. En este momento, y a la espera de que Apple ponga en el mercado su propio visor – para cuyo lanzamiento ha contratado a la directora de comunicación y relaciones públicas de realidad virtual de Meta, Andrea Schubert, – la compañía cuenta con una muy escasa competencia con oferta completa: aunque existen otros fabricantes, ninguno puede compararse en alcance y capacidad de promoción con la compañía de Mark Zuckerberg. Esto sitúa a Meta ante la posibilidad de liderar el desarrollo de la realidad virtual, algo que sería una muy mala noticia para todos. De hecho, desde que Meta abrió al público su mundo virtual, llamada Horizon Worlds, algunos usuarios han manifestado ya haber tenido problemas de acoso, algo lógico en una compañía que jamás ha sido capaz de controlar los entornos que genera y que, además, tiende a echar balones fuera y a echar la culpa de los problemas a los usuarios o al conjunto de la sociedad.

El mercado, sin embargo, nunca ha tenido en cuenta consideraciones estratégicas, y la experiencia de las ventas navideñas podrían estar presagiando un gran éxito para Meta, que la llevaría a convertirse en el actor más relevante en ese espacio. Un actor que ya ha demostrado su evidente interés por construir una plataforma completamente cerrada, y que lleva años dando pruebas de una absoluta irresponsabilidad en la gestión de entornos sociales. Un metaverso puede ser, entre otras muchas cosas, una plataforma inmersiva de la que muchos no sepan salir, o en la que se produzcan todo tipo de comportamientos perniciosos: ¿alguien espera una gestión mínimamente responsable de ese tipo de problemas por parte de una compañía como Meta?

¿Sirve de algo escribir en un artículo que el dominio del metaverso por parte de Meta no presagia nada bueno, y que las buenas noticias para la compañía son, en realidad, muy malas noticias para todos? No, en absoluto. No sirve para nada. Lo único que cabe esperar es que surjan otras plataformas, que tengan una mentalidad más abierta, y que el hardware de Meta pueda utilizarse en ellas por las buenas o por las malas. A estas alturas, discutir sobre los efectos de Facebook, ahora Meta, sobre la sociedad puede ser muy cansino, pero baste decir que seguramente estemos hablando de una de las compañías más nocivas de la historia, de la que prescinde completamente de todo estándar moral y de la que cree que basta simplemente con disculparse cada vez que rompe algo.

Que Meta se convierta en la compañía líder en el metaverso es, simplemente, una mala noticia para todos.

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