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El buscador y su ventaja competitiva

IMAGE: Gerd Altmann - Pixabay (CC0)

Si hace no mucho tiempo comentábamos una posible incursión de Apple en el terreno de la búsqueda, en competencia con una Google que empezó precisamente ahí y que la mantiene como la más importante y absoluta de sus prioridades después de más de veinte años, ahora es un ex-directivo de Salesforce, Richard Socher, el que se atreve a anunciar un nuevo motor de búsqueda, con el dominio You.com, y con un foco en la privacidad y en el uso de inteligencia artificial, precisamente el ingrediente que Google está utilizando como parte fundamental de su receta para la mejora de todos sus productos en los últimos años.

b´La tarea no parece sencilla, y por el momento, todo lo que podemos ver sobre You.com es una landing page con un formulario para hacer una encuesta y mantenerte informado sobre la evolución del tema, con el compromiso de poder reservar un dominio personalizado asociado al buscador. Y sin duda, el ex-chief scientist de Salesforce se enfrenta a una tarea complicada: la búsqueda es el tejido conectivo que nos permite movernos por la red, que maneja las fuerzas que mueven el tráfico, y que es incluso utilizado constantemente por muchísimas personas que desconocen que lo están utilizando porque simplemente están tecleando algo en la línea de direcciones de su navegador, o que creen que la caja de búsqueda de Google es, como tal, el navegador.

Recientemente, hice el experimento de abandonar Chrome, un producto de Google, para pasarme a utilizar Brave, basado en Chromium, pero fuera del control de la compañía del logo multicolor. Con Brave, puestos a hacer el experimento completo, adopté DuckDuckGo, uno de los buscadores alternativos a Google más conocidos. Tras algunas semanas utilizándolo, me temo que si bien estoy encantado con Brave y he notado aspectos positivos como un consumo de recursos sensiblemente menor en mi máquina, no lo estoy tanto con el buscador. Mis problemas empezaron con la búsqueda de imágenes, sensiblemente inferior a la de Google y carente de opciones que utilizo constantemente en mi trabajo, como la búsqueda de imágenes en función de criterios como su licencia de uso, su formato, etc., y continúan con otras búsquedas en las que, decididamente, Google tendía a mantener un mejor criterio de relevancia, como a la hora de investigar fuentes para mis artículos. Curiosamente, los déficits que detecto en DuckDuckGo con respecto a Google no se trata tanto de aspectos relacionados con la personalización o con que yo prefiera unas fuentes sobre otras, sino sencillamente de relevancia, de entender claramente que una fuente es mejor o más completa que otra para una información determinada.

Decididamente, la búsqueda es un ámbito mucho más complejo de lo que parece, y Google lleva veinte años investigando en él mucho más que nadie. En su momento, nos fuimos con Google porque interpretaba mejor nuestras búsquedas, no vendía a nadie los primeros puestos de las páginas de resultados, y nos daba la impresión de entender mejor que nadie lo que estábamos buscando. Ahora, más de veinte años después, Google sigue interpretando nuestras búsquedas mejor que nadie, y aunque ocupe los primeros puestos de las páginas de resultados con publicidad y con sus propios productos específicos, sigue funcionando mejor que cualquier otro, y me aventuro a pensar que esa ventaja resulta muy difícil de salvar para cualquier otro entrante.

Curiosamente, esa ventaja de Google se ha mantenido a pesar de que la compañía ha ido evolucionando sensiblemente sus criterios: lo que al principio era el número de enlaces entrantes, un criterio social – tu posición depende de lo que otras páginas decidan hacer con respecto a tu contenido, si enlazarlo o no – ha ido cambiando hacia una composición mucho más compleja en la que existen criterios de muchos tipos, y en la que se intenta rebajar el componente sensacionalista o amarillo que en algunos momentos de la historia de la web ha llegado a tener. El criterio social, el marcado por «cuántas personas enlazan esto» sigue estando claramente presente, pero enmarcado por otros como, por ejemplo, la veracidad o fiabilidad de los contenidos, un ámbito en el que Google lleva ya años trabajando.

Que surjan nuevos competidores en el ámbito de la búsqueda es sumamente positivo: mantiene la presión para la mejora y ofrece más opciones a los usuarios. Que algunas de esas opciones puedan hacer planteamientos diferentes al de lo social, puedan innovar en otros ámbitos, tengan detrás personas con curriculum interesante, o compañías potentes con recursos abundantes para investigar en el tema es, indudablemente, algo muy interesante. Pero compañías tan potentes como Microsoft, o anteriormente Yahoo! y varias más, se enfrentaron al panorama de la búsqueda y nunca han conseguido dotarla de un componente más evolucionado o maduro que el que la empresa de Mountain View ha logrado obtener.

Estoy dispuesto a dar un voto de confianza a cualquier buscador que vea surgir como competencia a Google, y a probarlo, además, con rigor y seriedad: de hecho, sigo utilizando Duck Duck Go regularmente, aunque tengo que dirigirme a Google para muchas búsquedas concretas. Pero si algo tengo claro es que cualquiera que se aventure en ese terreno, lo va a tener muy complicado: la búsqueda sigue siendo, como diría Edvard Grieg, la mansión del rey de la montaña, en la que Google campa por sus respetos en un territorio enorme y muy, muy bien protegido. Quien quiera intentar robarle la corona, podrá intentarlo, pero seguro que le va a costar un montón.


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