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Hardware, software… y el Made in China

IMAGE: ThiNguyen2021 - CC BY-SA

La Federal Communications Commission (FCC) norteamericana ha comunicado que necesita 5,600 millones de dólares adicionales a los mil novecientos que había calculado originalmente para sustituir todas los componentes de hardware fabricados por compañías chinas como Huawei y ZTE en las infraestructuras desplegadas por compañías de telecomunicaciones norteamericanas, con el fin de cumplir con la Secure and Trusted Communications Networks Act firmada por Donald Trump en 2019.

La medida resulta curiosa considerando que hablamos de un montón de componentes de hardware adquiridos a compañías chinas en su momento por compañías de telecomunicaciones locales norteamericanas debido a su significativo diferencial de coste, cuyo control resulta muchísimo más sencillo de implementar que lo que supondría controlar componentes de software de la misma procedencia como es el caso de TikTok, de uso completamente generalizado entre los jóvenes norteamericanos.

Si una compañía de telecomunicaciones norteamericana quiere controlar las posibles puertas traseras o funcionamiento irregular no declarado de sus componentes de hardware, todo lo que tiene que hacer es, partiendo de una sospecha razonable, implementar sistemas de monitorización de tráfico que permitan detectar posibles intrusiones. La vigilancia de un componente de hardware suele plantear un problema cuando no sabemos qué esperar de él, pero ese problema se reduce sensiblemente si tenemos sospechas y esperamos que, en algún momento, permita unos accesos irregulares determinados o inicie comunicaciones inesperadas.

El control del software, en cambio, es muchísimo más complejo, sobre todo cuando hablamos de aplicaciones de software social como es el caso de TikTok: de hecho, el director de seguridad de TikTok, Roland Cloutier, acaba de dimitir – por algo será – ante la obligación de trasladar la actividad de la app a servidores de Oracle basados en los Estados Unidos. El problema de TikTok no está en un presunto flujo de datos o accesos desde China a la actividad de los usuarios norteamericanos o europeos que la compañía propietaria de la aplicación, ByteDance, lleva haciendo desde sus inicios, sino en su capacidad de destruir a toda una generación. Varios miles de millones de jóvenes occidentales están atrapados por los contenidos absurdamente virales de TikTok, emplean ya bastante más tiempo viendo estupideces en TikTok que en la mismísima YouTube, y tienen al otro lado una compañía carente de todo principio ético y moral que lo mismo exhibe vídeos de menores a depredadores sexuales, que permite actividades abiertamente patrocinadas a influencers que en ningún momento declaran que lo sean.

Si te preocupa la amenaza de China, preocúpate mucho más del software, de compañías como TikTok, que del hardware que te pueden vender empresas como ZTE o Huawei. El hardware puede ser muchas cosas, pero no permite ni una décima parte de las cosas que puedes plantearte mediante una aplicación de software, y menos aún si estás sobre aviso. El mundo occidental está pecando de tal nivel de ingenuidad con una aplicación como TikTok y encomendándose tanto a un supuesto garantismo absurdo, que debería de verdad hacérselo mirar. TikTok representa la manera en que China se ha planteado desde hace muchos años como destruir el tejido social de Occidente, y debería llevar mucho tiempo prohibida fuera de China. Menos preocuparse por los componentes de Huawei o de ZTE, y más tratar de entender lo que una aplicación como TikTok está generando en la sociedad occidental.

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