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El futuro panorama energético y la tarifa plana

IMAGE: OpenAI's DALL·E, via ChatGPT

Mi columna de esta semana en Invertia se titula «La era de la energía ilimitada» (pdf), y describe un escenario de futuro en el que la energía se convertirá en prácticamente ilimitada y sometida a un modelo de tarifa plana.

El desarrollo de las energías renovables, tanto la solar a nivel doméstico o industrial como la eólica, están dando lugar a situaciones de precios negativos en cada vez más países, durante cada vez más tiempo.

En California llevan ya más de cuarenta días siendo capaces de cubrir el 100% de las necesidades energéticas a base de energía solar, eólica e hidroeléctrica, provocando situaciones en las que el excedente de energía simplemente se desperdicia. La instalación de paneles solares a nivel doméstico ha sido tan generalizada, que el gobierno del estado ya no los subvenciona, porque se considera innecesario. Los precios de los paneles son ya tan bajos, que lo que realmente encarece la factura es que varios trabajadores tengan que subirse al tejado a instalarlos y conectarlos.

En la base de todo ello, una evidencia común: tanto la energía solar como la eólica o la hidroeléctrica, una vez instaladas, no cuesta prácticamente nada que produzcan energía, y lo hacen además sin producir ningún tipo de contaminación y sin quemar ningún tipo de combustible. En efecto, el sol y el viento no brillan o soplan todo el tiempo… pero sí brillan o soplan el tiempo suficiente como para que, a partir de un dimensionamiento determinado y con un cierto nivel de almacenamiento perfectamente alcanzable, se puedan cubrir todas nuestras necesidades. No hace falta nada más.

El sol deja caer sobre nuestro planeta una media de 173,000TW de energía. Obviamente, mucha de esa energía incide sobre lugares en los que su aprovechamiento es imposible, pero aún así, considerando que las necesidades energéticas diarias del mundo alcanzan como mucho los 16TW, hablamos de una diferencia en órdenes de magnitud suficiente como para que, incluso contando con un crecimiento desmesurado de esas necesidades, nos podamos considerar muy bien cubiertos. Más aún si consideramos que los paneles que utilizamos para aprovechar esa energía son cada vez no solo más baratos, sino a la vez más eficientes.

Ese razonamiento es el que está impulsando a cada vez más países a apostar por la energía solar. Para celebrar el Día de La Tierra, la administración Biden ha asignado siete mil millones de dólares al desarrollo de esa fuente energía, al tiempo que destina más de ocho millones de hectáreas de suelo público a la instalación de granjas solares. En Texas se acaba de inaugurar una con 1.1 millones de paneles.

Que no te cuenten historias: cuando un sistema genera electricidad hiperabundante a un coste marginal cada vez más próximo a cero, las posibilidades para la creación de valor son prácticamente ilimitadas. La generación de energía es la actividad que más huella de carbono genera en el planeta, y va a dejar de serlo por una simple cuestión de costes, con todo lo que ello conlleva. Si con este panorama no vas tomando decisiones para convertir en eléctrico todo tu consumo de energía, sea a nivel particular o corporativo, ya sabes que hay algo que estás haciendo mal. Y no será porque no lo sepas.

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