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Sobre el aprendizaje y la memoria

¿Merece la pena memorizar algo con tanta tecnología? - El País

Sergio C. Fanjul, de El País, me envió algunas preguntas por correo electrónico sobre un tema que me apasiona, el modelo de aprendizaje y el uso (y abuso) de la memoria, para documentar un artículo que publicó ayer, en el que ha citado algunos de mis comentarios, titulado «¿Merece la pena memorizar algo con tanta tecnología?» (pdf).

El tema es complejo, pero sobre todo, difícil de explicar. Por alguna razón, en cuanto intentas explicarle a alguien que la memoria es la capacidad de la que más se ha abusado en el modelo de aprendizaje y que memorizar más cosas no te convierte en más culto ni en más inteligente, automáticamente piensa que le estás intentando vender una sociedad de ignorantes que no saben nada y que todo lo tienen que buscar en Google, una imagen que siempre me hace dudar precisamente de la inteligencia de quien la evoca. ¿Quién demonios querría una sociedad así, si no fuese un dictador para pretender manipularla a su antojo?

La sola idea es absurda, y obviamente, no tienen nada que ver con el nuevo modelo de aprendizaje que defiendo, en el que la memoria se utiliza, pero de manera natural: se memoriza lo que se usa habitualmente, lo que tiene mucho valor saberse sin necesidad de buscarlo, y lo que has visto más recientemente. Ese algoritmo RFV (RecencyFrequencyValue) es el que permite que la memoria funcione de manera óptima, no la barbaridad de ponerse delante de unos apuntes y aprendérselos a base de reiteración, algo aburrido y que no aporta nada al proceso. La clave está en conseguir que la memorización se dé por el uso, por la práctica, por la atribución de valor, no porque alguien te vaya a medir en función de cómo de fidedignamente te has aprendido las páginas de un libro. El valor de la metodología, además, está en que ese aprendizaje se haga además de manera interesante, entretenida e indolora: el mito de que «para aprender hay que sufrir» es una estupidez creada por masoquistas. Podemos – y debemos – hacerlo mucho mejor.

A continuación, el texto completo de las preguntas y respuestas que crucé con Sergio:

P. ¿Qué ventajas tiene tener la mayor parte del conocimiento del mundo a golpe de click? Supongo que influirá en muchos campos, del educativo, al profesional, y a la forma de relacionarnos con el mundo.

R. Tener la mayor parte de la información del mundo a golpe de clic implica, claramente, que el énfasis debe pasar de la memorización al saber cómo buscar de manera eficiente. El problema, en este momento, es que demasiada gente busca y se queda con el primer resultado que les aparece, que no saben diferenciar siquiera publicidad de resultados genuinos, o que son incapaces de entender que por el hecho de haber hecho clic en una serie de resultados anteriores, su buscador los ha caracterizado y los ha encerrado en una cámara de eco que les refuerza sus sesgos y sus creencias, y evita exponerles a otro tipo de resultados. El problema (y la solución) está en la educación: durante demasiado tiempo hemos creído que debíamos incorporar la tecnología a la enseñanza de manera vertical, como una ciencia más, cuando lo que debíamos hacer era incorporarla de manera horizontal, a todas las disciplinas, y enseñarlo todo en un soporte digital. El mayor error se llama libro de texto, la representación de una filosofía caduca que hacía creer al alumno que todo lo que necesitaba saber estaba en él, en lugar de invitarle a aprovechar la tecnología y buscar más respuestas. A partir de ahí, entender los problemas que tenemos ahora con las fake news y la manipulación es sumamente sencillo, como también lo es lo que tenemos que hacer si queremos prevenirlo en un futuro.

P. ¿Debemos desterrar el aprendizaje memorístico, la erudición, el almacenaje de datos en nuestro cerebro para descansar en la tecnología o también ese almacenaje tiene su valor?

R. La memoria es un algoritmo: memorizamos de manera natural aquello que hemos visto más recientemente, lo que vemos más frecuentemente, o a lo que otorgamos más valor. Ese algoritmo RFV (Reciente, Frecuente, Valioso) es lo que nos lleva a memorizar algunas cosas y no otras. Una persona sabia o erudita en un tema lo es porque ha memorizado muchos conceptos y su relación, pero no necesariamente porque los ha estudiado para aprendérselos de memoria (algo fundamentalmente absurdo, además de aburridísimo), sino porque los ha manejado mucho. Aprendemos y memorizamos aquello que manejamos habitualmente, y eso tiene un valor muy elevado, porque a los conocimientos y conceptos, incorpora la experiencia. Es la diferenciación que siempre hemos hecho entre alguien que había estudiado mucho frente a alguien que sabía lo que sabía gracias a la experiencia. La educación debería ser un proceso que permitiese cimentar la memoria en la experiencia, que enseñase haciendo, no repitiendo una lectura muchísimas veces o tomando apuntes. No se trata de no estudiar, sino de estudiar de otra manera, mediante la experiencia directa, mediante estímulos de diversos tipos, en lugar de hacer un reduccionismo salvaje del tipo «la letra con sangre entra».

P. ¿Cómo es la forma actual y futura de relacionarse con la información, si no está tan relacionada con la memorización?

R. Una persona maneja mejor la información cuando más la sitúa en un contexto, y la mejor manera de construir contextos es navegando en esa información, viendo todo lo que la rodea, cómo se organiza, quién dice qué, etc. Por eso mismo, la experiencia ya pre-digerida de un libro de texto resulta mucho más empobrecedora que la oportunidad de buscar – tras el adecuado proceso de enseñar a buscar – y obtener una visión completa. Si el proceso de obtener la información adecuada, discutirla, etc se convierte en la primera fase del aprendizaje, se llega al momento de utilizar esa información con un cierto nivel del conocimiento y del contexto que le rodea, sus dependencias y relaciones… y eso permite diseñar el aprendizaje en torno a experiencias prácticas, al manejo real de los conceptos, a la discusión, al role-playing, al método del caso y a muchas otras posibilidades. Con el nivel tecnológico actual, una persona no debería tener nunca que leerse veinte veces unos apuntes de historia, sino que debería poder «meterse» en la historia, ver películas, discutir, entender el contexto de cada hecho histórico, etc. ¿Las matemáticas? Es obvio que hay que entenderlas, y que buscar en la red las distintas maneras en las que se explican es un proceso que tiene, en sí, un gran valor, y que facilita su uso posterior en ejercicios. Ese tipo de reinvención debe hacerse con cada asignatura, con cada temario, con cada metodología: enviar a un alumno ya adiestrado en la búsqueda a aprender por su cuenta, antes de dárselo todo masticado en unos apuntes o en un libro y pretender que lo memorice. No memorizar no nos convierte en ignorantes, porque lo que se memoriza para simplemente pasar un examen tiende a olvidarse muy rápido, mientras que lo que se aprende de manera práctica suele persistir mucho más tiempo.


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