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Sobre la vuelta a clase

IMAGE: Alexandra_Koch - Pixabay (CC0)

Mi columna en Invertia esta semana se titula «Los peligros de la vuelta a clase» (pdf), y habla fundamentalmente sobre la desastrosa gestión de la pandemia en España, únicamente superada en términos relativos por Perú, y sobre cómo los planteamientos que se han hecho sobre la vuelta a la actividad académica pueden ser, y ojalá me equivoque, una antesala para la vuelta a una situación crítica.

No tengo la menor intención de hacer alarmismo, porque no es a lo que me dedico ni algo en lo que tenga absolutamente nada que ganar. Pero cuando digo que España lo ha hecho muy mal hasta el momento, lo digo simplemente en función de lo que las cifras reflejan: que seamos el noveno país del mundo en número de casos o el octavo en número de fallecimientos simplemente esconde que somos un país relativamente pequeño, que ha conseguido el espantoso récord de tener el mayor porcentaje de fallecidos, teniendo un sistema sanitario que supuestamente está entre los mejores del mundo. Podemos decir lo que queramos sobre el absurdo populismo de países como los Estados Unidos, Brasil o Rusia, pero la realidad es que, cuando analizamos cifras, lo estamos haciendo mucho peor que ellos, y lo sabemos: con la excepción de los Estados Unidos y el Reino Unido, somos el país que peor valora la gestión de su gobierno.

Y si hasta aquí, la gestión de la pandemia en España ya logrado estar entre las peores del mundo, se debe a múltiples factores. La semana pasada hablé del caos de las cifras y de unos sistemas de información que no permiten saber de manera fiable cuántas personas se infectan o fallecen en un día determinado, y que obligan a los investigadores a hacer cábalas de todo tipo para tratar de construir series temporales mínimamente fiables. Gestionar con datos inadecuados es gestionar a ciegas. Además, habrá indudablemente otros factores, como el peso en nuestra cultura de situaciones como el ocio nocturno o las reuniones familiares, que suponen ocasiones ideales para la transmisión del virus y que es fundamental investigar mediante la intensa cooperación con otros países.

En la gestión de una pandemia derivada de un virus de cuyos mecanismos se averiguan cada vez más cosas, resulta absolutamente fundamental estar al corriente de todas ellas. Sobre su transmisión, sabemos ahora que el mecanismo fundamental son los aerosoles respiratorios, lo que debería llevarnos a recalcular muchas de las medidas que tomamos al principio de la pandemia, llevados por la ignorancia: el énfasis en los geles hidroalcohólicos y en tratar de movernos por el mundo sin tocar nada pensando que el virus se transmitía a través de las superficies era claramente exagerado, mientras que la estimación de la distancia de seguridad era, en cambio, obviamente insuficiente, sobre todo en espacios interiores. Sobre el papel de los niños aún hay pocas cosas claras, pero si algo es evidente es que no son invulnerables, que en algunas ocasiones se contagian con suma facilidad y con altas cargas virales aunque sean asintomáticos, y que en los países, como Estados Unidos, que van por delante de nosotros en la reapertura de los colegios, se ha producido un fuerte incremento de los casos en esa franja de edad.

Es precisamente ese punto el que me parece fundamental: si contamos con múltiples casos de países en los que la vuelta a las clases se ha producido antes que la nuestra, ¿por qué mantener directrices establecidas hace meses, cuando sabíamos mucho menos de lo que podemos saber ahora, y además, gestionarlas caóticamente y sin coordinación aparente entre diecisiete territorios? ¿Es que no tiene importancia que en Estados Unidos, una gran cantidad de colegios estén cerrando rápidamente debido a los rebrotes?

Estoy hablando de este tema no basándome en mi opinión, sino en función del seguimiento de lo que se va publicando sobre el tema en medios fiables y de mi formación original como biólogo… y de nuevo, nada me haría más feliz que equivocarme y que no pasase nada reseñable. Entiendo perfectamente la importancia de la vuelta a clase para la actividad económica, pero mi impresión es que, en este momento y con este asunto, estamos volviendo a hacer las cosas mal, y nos jugamos una vuelta a cifras alarmantes que podrían contribuir a consolidar la imagen de España como un entorno inseguro que conviene evitar en la medida de lo posible, algo terrible para un país basado en los servicios y en el turismo. Permitidme que insista: lo importante, sobre todo si podemos atender a los más desfavorecidos y sensibles, es terminar con la pandemia, la economía ya tendremos tiempo de recuperarla posteriormente. Cuidado con esas dicotomías.

En este momento, lo fundamental es mantener todas las precauciones posibles a la espera de que el desarrollo y despliegue de las vacunas – otro tema en el que no veo una estrategia de país clara – permita plantearse otros escenarios. No soy un tremendista, no soy un alarmista y no estoy obsesionado con la pandemia: soy profesor, y volveré a dar clase como todos mis compañeros empezando esta misma semana, a pesar de que mis afecciones cardíacas, aunque lleven ya algún tiempo sin dar la lata, me convierten teóricamente en población de riesgo. Pero mucho me temo que, como en múltiples ocasiones anteriores, nos estamos volviendo a equivocar, y que las medidas tomadas no son consistentes con los últimos descubrimientos sobre la transmisión de este virus.

Por favor, extremad las precauciones, y cuidaos todo lo que podáis.


The original article was also published on Forbes, «In Spain, as everywhere, the question is whether schools can reopen safely. I have grave doubts«


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