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Tras la eólica marina, ahora la solar flotante

IMAGE: SolarDuck

SolarDuck, una compañía noruego-holandesa, ha obtenido financiación de la eléctrica alemana RWE para la instalación en el Mar del Norte de un piloto de planta solar flotante, con una capacidad de generación pico de 0.5MW, que completará una instalación ya existente de eólica marina.

La idea de placas solares que flotan en el mar evoca, sin duda, numerosas posibles complicaciones: el mar es ya de por sí un entorno hostil, y el lugar elegido, el Mar del Norte, con sus importantes tormentas y olas, puede serlo más aún. Sin embargo, el diseño desarrollado por la compañía parece haber contemplado esos problemas, y permite que los paneles se sitúen a cierta altura elevados sobre las olas sin que los fuertes vientos lleguen a levantarlos, pero capaces de deslizarse sobre las olas como una alfombra.

Las placas solares flotantes han sido ensayadas también recientemente en otros entornos, como en la presa de Alqueva en Portugal, una de las centrales eléctricas reversibles más grandes de Europa, en cuya superficie la eléctrica portuguesa EDP ha instalado un conjunto de doce mil paneles fotovoltaicos que ocupan unas cuatro hectáreas, el 0.016% de la superficie del embalse, que suponen una capacidad instalada de 5MW y baterías que permiten almacenar hasta 2GWh, en un entorno relativamente más sencillo, con agua dulce y circunstancias climatológicas generalmente menos extremas. La instalación es capaz de cubrir un tercio de la demanda de las localidades cercanas de Moura y Portel.

Otras compañías, como Crosswind, una joint venture entre Eneco y Shell, están trabajando también en la idea de la hibridación, complementar instalaciones de eólica marina, en fuerte crecimiento en todo el mundo, con paneles solares flotantes y con otras tecnologías sostenibles, como una forma de multiplicar las posibilidades de generación de energía en un mismo entorno. Hablamos, claramente, de un camino que no tiene vuelta atrás: reducir cada vez más el peso de los combustibles fósiles en la generación de energía, algo que la Secretaria de Energía de los Estados Unidos, Jennifer Granholm, ha definido como «el mejor plan de paz«.

Si añadimos este tipo de instalaciones a la idea, obviamente a otra escala, de una ucraniana que ha diseñado placas solares para colgar en balcones y contribuir a reducir la dependencia de los combustibles fósiles rusos, y a la incesante innovación en la eficiencia de esta tecnología, es fácil entender la dirección de las cosas: vamos a poner paneles solares, en sus distintas variaciones, en prácticamente todas partes. Como en todo proceso de adopción tecnológica, unos tardarán más y otros menos, pero que vamos hacia ahí resulta cada vez más evidente.

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