GeneralinnovationInvertiaopennessquestionsresearchsocial media

La respuesta rápida como peligro para la innovación

IMAGE: Mohamed Hassan - Pixabay (CC0)

Mi columna de esta semana en Invertia se titula «La traición de la respuesta fácil» (pdf), y va dedicada a todos esos que contestan a un artículo escrito sobre un tema generalmente antes de haberlo leído, únicamente en función de cómo les suena el título, sin haber hecho ni la más mínima investigación, y sin pensar que, probablemente, el autor sabe del tema, ha investigado y se ha documentado lo suficiente como para sentirse razonablemente seguro de sí mismo escribiéndolo.

Mi reflexión, más que por ese tipo de respuestas fáciles que, en realidad, suelen ser la excusa para no pensar más en un tema que resulta incómodo o que no concuerda con una visión establecida, tiene que ver con las consecuencias de ese tipo de respuestas fáciles de cara a la innovación. La respuesta fácil es, en realidad, una traición a nosotros mismos, y un peligro enorme cuando se usa como forma de argumentar una decisión corporativa. En demasiadas ocasiones, la respuesta fácil es simplemente la manera de evitar de un plumazo la necesidad de investigar, de leer un poco más, o de abandonar una idea que puede posiblemente ser errónea o estar desactualizada.

En mis clases de innovación o en mi trabajo en entornos corporativos, mi primera tarea es rebatir las respuestas fáciles. Primero, porque lógicamente son las primeras en aparecer ante propuestas provocativas – tengo una muy buena colección de ellas – y, segundo, porque por lo general, son fáciles de contestar simplemente con unas cuantas búsquedas en las fuentes adecuadas. Hace años, de hecho, utilizaba un conjunto de frases de personajes célebres que en su momento fueron pronunciadas con gran pompa y circunstancia, y que a la luz de la actualidad, resultaban completamente ridículas, invitando a mis alumnos a cuestionárselo todo, incluso aquellos conceptos que creían entender con seguridad.

La mayor parte de las respuestas fáciles a las que me refiero son de ese tipo: «enmiendas a la totalidad» de trazo grueso derivadas de creencias erróneas, o de que nunca en una organización se han hecho las cosas de una forma diferente. En una red social, esas respuestas son fácilmente reconocibles, pero generalmente poco importantes: son, simplemente, los que contestan a un artículo con un disparo desde la cintura, sin siquiera apuntar, sin molestarse en leerlo entero y mucho menos en hacer clic en sus enlaces, o un poco de investigación adicional. En ese contexto, son simplemente ridículos, y potencialmente peligrosos para la imagen de la persona que los hace – a quien, por otro lado, esa imagen suele preocuparle más bien poco. Pero en entornos corporativos, esas respuestas fáciles pueden ser responsables de importantes retrasos de decisiones vitales para el futuro de una compañía, en pérdidas derivadas de la inadaptación a un contexto determinado, o de muchas otras cuestiones que podrían haberse solucionado simplemente cuestionando esa respuesta fácil traidora, e investigando un poquito más.

Cuando sientas que tienes una de esas respuestas, tómate el trabajo de cuestionarla periódicamente. La ciencia y la tecnología avanzan muy rápidamente, y lo que hace algún tiempo servía para que un concepto encajase en tu mente y te permitiese sentirte más seguro sobre un tema, puede, simplemente, haber cambiado. Si no estamos abiertos a esos cambios, podemos tener mucho que perder.


This article is also available in English on my Medium page, «The easy answer, the received wisdom, is almost always wrong«


Related Articles

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Back to top button