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Inteligencia artificial generativa e historias para dormir… o para no hacerlo

IMAGE: Nong- Unsplash

Si te gusta leerles historias a tus hijos para que se duerman, sabrás que uno de los problemas es cuando se enamoran de un contexto determinado y de sus personajes, pero se te acaban los libros de esa serie, y ya no tienes más para leerles.

Lógicamente, cuando la disponibilidad de historias depende únicamente de la capacidad creativa de su autor, el suministro tiende a ser limitado. Pero en pleno auge de la inteligencia artificial generativa, lógicamente, a alguien se le iba a ocurrir utilizar la descripción del contexto y la construcción de personajes de un autor determinado, y pedir a un algoritmo generativo que escriba una historia basada en ellos, con una trama sugerida por el propio usuario. Dada la facilidad para alimentar o entrenar a un algoritmo con un libro o un conjunto de libros, la posibilidad parece muy razonable y muy dentro de la gama de posibilidades de unos padres – o abuelos – que quieren dar a sus hijos – o nietos – más de sus historias favoritas…

Pedir a un algoritmo que escriba una historia con el estilo de los Hermanos Grimm en la que su protagonista, Caperucita Roja, se va a la gran ciudad a comprar regalos para su abuelita en las rebajas, por ejemplo, es algo perfectamente posible. Pero en ese caso, y dado que la base de la historia y el estilo utilizado proviene de algo ya creado anteriormente (y que además se basó en un cuento parecido de Charles Perrault), tendríamos seguramente que especular sobre los derechos de autor, aunque en este caso, Jacob y Wilhem Grimm fallecieran en 1863 y 1859 respectivamente y, por tanto, sus obras se encuentren ya en el dominio público.

De hecho, acabo de probar con Claude, de Anthropic, y no solo se puede alimentar al algoritmo pegando en él el texto completo de «Caperucita roja» (o el texto completo de «El Gran Gatsby», si quieres), sino que los resultados resultan, además, bastante razonables y podrían ser perfectamente leídos a un niño antes de dormir. Pero.. ¿y si escojo obras de autores aún vivos, o fallecidos más recientemente?

Tenemos todos los elementos necesarios para un problema interesante: obras con derechos de autor, un suministro limitado derivado de la capacidad creativa de sus autores, y unos padres locos por ofrecer a sus hijos más historias basadas en la misma trama. Además, las historias generadas por esos algoritmos, dado que no han sido creadas por una persona, carecerían de derechos de autor, lo que implicaría que esos contextos, escenarios y personajes construidos podrían potencialmente «ser liberados» antes de tiempo. Un problema difícil de resolver considerando la actual formulación de los derechos de autor, al que la industria, por supuesto, respondería con un «no se puede hacer absolutamente nada si no se pasa primero por caja», pero en donde los matices que pueden introducirse podrían ir mucho más allá de esa habitual simpleza y cortedad de miras.

¿Cómo debemos repensar los derechos de autor para una época en la que la creatividad del autor puede dejar de ser limitante, y la capacidad de generar a partir de sus ideas iniciales se convierte en ilimitada? ¿Tenemos realmente que seguir planteando los derechos de autor de la misma manera en que fueron concebidos originalmente, y después retorcidos por la industria para terminar favoreciendo siempre al mismo, que además no necesariamente es el autor original?

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